“Creo que básicamente el humor es sanador, yo siempre invito al público a reírnos juntos ‘en defensa propia’. El humor es parte de nuestra cultura, cuenta cómo somos. En Córdoba, por ejemplo, somos todos humoristas, todos tenemos una risa, un chiste y lo vemos permanentemente en la calle, en el bar, en la cancha, en la escuela, en los bailes, en todos lados. Cada día hay que agradecer estar vivo. Todos tenemos cosas que superar, no solamente de salud, y con humor todo se pasa mejor. El vivir agradecido cada instante, alegra el alma. Yo, donde esté, agradezco el plato de comida que me llevo a la boca. No solamente por poder pagarlo, sino por tener salud para ingerirlo. El abrir los ojos y ver el sol el tener al lado a mi familia, el que mis hijos estén bien, tengan trabajo, que mis nietos tengan salud… Todas son maravillas de esta vida que, por tenerlas a diario, no debemos acostumbrarnos y perder su valor. Cuando pasamos por problemas de salud jodidos, aprendemos a apreciar la vida. Yo aprendí a disfrutar cada instante. La cansadora, mi esposa, me convirtió en una persona feliz, agradecida y mi problema de salud, mi enfermedad, fueron un quiebre, una bisagra que me hicieron agradecer amanecer con vida, me hicieron decir gracias antes de irme a la cama a la noche. Yo pasé por todo eso y aprendí de ahí, si vos no pasaste por eso, hacelo, que Dios y la virgen te libren de pasar por donde he pasado yo y tanta gente, para tener que aprenderlo. Debemos ser agradecidos todos los días por lo que tenemos, por lo que somos, por lo que hacemos, por lo que decimos, y ese agradecimiento vuelve. Dios me dio este tiempo extra y estoy convencido que es por mi misión de alegrar a la gente, de ayudarlos a sobrellevar sus problemas de la mejor manera. Soy feliz predicando la felicidad y el agradecimiento. La devolución de la gente es realmente maravillosa. ” Aseveró el humorista.
Siempre me piden una anécdota sobre la terapia intensiva y de hecho me vienen a escuchar para superar operaciones. Cuento que he tenido pancreatitis, stents y en una de las internaciones me dieron hasta la extremaunción. Para mí, la idea es que nos juntemos a reírnos y celebrar que estamos vivos. La gente se ríe de lo que cuento y les digo, si se ríen de esto, de qué se van a enojar mañana. Hay que disfrutar, porque todo es así, y es fácil estar vivo, solo hay que respirar, no sé por qué la complicamos tanto. Creo que no hay que complicar todo, hay que simplificarlo. La gente decide acompañarme, reírse conmigo, me agradecen, y yo les agradezco, que vengan a verme, que me elijan. Agradezco que me den el voto de fe que les voy a hacer pasar un buen momento, que por el tiempo que dura el espectáculo se van a olvidar de sus problemas, de juntarnos y estar contentos, de reírnos, de festejarnos con alegría estar vivos, que no es poco hoy ¿no?. La posibilidad de reírnos de esas estupideces que a veces tontamente permitimos que nos angustien, que nos estresen o malhumores, nos maten… reírnos para que sea lindo estar vivos, con canciones también. La idea es que vos puedas reírte, primero reírte con conmigo y convertirnos en protagonistas con cosas que nos pasan o han pasado similares.
“Hace un poco más de 50 años que me subo a los escenarios. Hace 50 años en julio que decidí que iba a ser artista. Volví una noche muy tarde a mi casa, ya de día, y me dijo mi esposa que yo me había hecho artista para acostarme tarde y regresar a cualquier hora. Estaba con el bolso preparado, para dejarme e irse de casa con nuestra niña. La miré a los ojos y le pedí que me diera otra oportunidad, que yo le iba a demostrar que estaba equivocada y que yo quería hacer una profesión de esto, no una excusa para salir de joda. Yo ya había trabajado en el ferrocarril, como peón, había hecho muchas cosas para ganarme el mango. Me tiraba lo artístico, el humor, la guitarra… No la convencí, se fue enojada y a los días regreso dándome una nueva oportunidad. Ahí la miré nuevamente a los ojos y le prometí que me iba a tomar enserio el humor. Que iba a ser un profesional y no solo una excusa para acostarme tarde. De ese momento en julio hace 50 años.” Recordó el actor.
Cacho eligió el humor desde muy temprana edad y jamás lo abandonó, como tampoco lo abandonó su publico: “El humor para mí es una elección de vida, mi forma de vida, es una característica y es una marca que me deja el ADN en mi cara, en mis actitudes. Cuando yo tenía 14 años subí por primera vez al escenario y de eso cumplí más de 50 años. Los cumplí en pandemia y la pandemia no nos permitió festejar, iba a hacer un recorrido nacional, en una gira para festejar haberme subido al escenario siendo un chango y hoy 50 años después darme cuenta, ser consciente, de que ese chango aún me habita, ese chango lo he alimentado, lo he alimentado para que exista en la inocencia y en la frescura de mi espectáculo en general. No me hubiera imagino nunca de que podía vivir de esto, disfrutar lo que disfruto, inclusive por ahí me doy cuenta de que no soy consciente de muchas cosas que me han pasado y muchas cosas que me pasan, por quién me convertí haciendo este trabajo y prefiero mantenerlo así. El debut a los 14 fue en un concurso que me anotaron mis compañeros para hacerme una joda, ya que yo era el gracioso de la barra, de la esquina, del colegio.... Era un concurso de aptitudes artísticas, no gané, pero gané mucho más porque descubrí la magia del escenario, lo mágico de conectarte con el público, el darme cuenta que quería que esta fuese mi profesión. Esto fue en Cruz del Eje y después las cosas se fueron dando en tiempo y forma, nada fue de un día para el otro. Fui creciendo de a poco, pero con paso firme. Mi primer disco lo grabe recién a los 30 años.” Recalcó el humorista.
“En mayo cumplo 50 años de casado. El 30 de mayo me casé por civil y el 31 por iglesia. ‘La cansadora’ como yo le digo, es una gran compañera. Una mujer que dice que Dios la mandó a mi vida para cuidarme. Yo le digo ‘cansadora’ porque le digo que cansa que me quiera tanto. De noche por ahí me despierta con su mirada. Me despierto y esta ella mirándome en silencio, viendo si respiro bien, si estoy descansando… Es una madraza y una abuelaza. Mis hijos están celosos de sus hijos, es una gran cuidadora, nos demuestra afecto todo el tempo. Es una gran mujer, una mujer maravillosa, solo piensa en hacerme feliz, en hacer felices a nuestros hijos y nietos. Ella es todo para mí. Ha sido muy fácil para mí durar 50 años a su lado. Un poco más en realidad, porque nos conocimos a los 16 años. En realidad yo tenía 16 y ella casi 20, pero yo parezco mucho mayor que ella. Era una colorada hermosa, recién llegada de Bs As, nacida en Capilla del Monte, y de turista por Cruz del Eje. Me vio y fue amor a primera vista, le dijo a un compañero mío: ‘¿Quién es ese negro? ¡Preséntamelo! Me la presentó, la saqué a bailar, nos conocimos y nos quedamos juntos para siempre. Vive mimándome, recién ahora, después de tantos años pude convencerla que la señora que nos viene a ayudar a casa, lave mi ropa. Ella no la dejaba, dejaba que lavara toda la ropa, pero no la mía, esa la lavaba ella. ‘No, no, la ropa de Cacho la lavo yo’ Decía. Recién ahora cedió, después de 50 años. Ella hizo de nosotros una hermosa familia. Yo compré una casa y ella la convirtió en nuestro hogar. Yo tuve hijos con ella, que ella los convirtió en nuestra familia. Tenemos 4 hijos y 8 nietos (5 nietas y 3 nietos). Cuando creí que ya lo tenía todo y más no podía pedir, llegaron los nietos y revolucionaron mi vida con más amor. El macho alfa proveedor, se convirtió en una princesa de la flor, maquillado por sus nietas.” Confesó Cacho.
Continuando con el relato el humorista confesó: “Mis hijos hoy me reclaman que hubiesen querido que haya estado tanto tiempo con ellos, como lo hago con mis nietos que no me pierdo un acto escolar. Reconozco que no fui a demasiados actos, pero era chocante para mí, que celebran el día de algún prócer y no les prestaran atención, ni al acto, ni al prócer, por mirarme a mí, por pedirme que les cuente chistes. Llegaba yo y se terminaba el acto, pobres chicos habían ensayado meses y nadie los miraba. Entonces iba mi mujer y yo me quedaba. Más allá que mis hijos hoy lo entienden, igual me lo reclaman. Los años pasaron, pero yo le sigo cantando serenatas a mi amor. Yo le doy serenatas a la mañana temprano con Spotify. Le pongo canciones románticas y se las canto. Ella también me hace lo mismo. Nuestras nietas le enseñaron a usar Spotify y ella también me serenatea. El que se despierta primero serenatea al otro. Se a perdido esto de las serenatas. Entonces en el espectáculo le damos serenatas a todas las personas que nunca la tuvieron.”
Luis Eduardo Bonaventura nació en Cruz del Eje, Córdoba, el 7 de abril de 1956: “Nací en Cruz del Eje, provincia de Córdoba, a 150 kilómetros al noroeste. Somos cuatro hermanos, yo soy el mayor. Me sigue Jorge, luego Nancy y el más chiquito Dany, que cumplió 56 el otro día. Tengo una excelente relación con todos y somos muy unidos. Mi papá murió muy joven, de solo 47 años, empleado ferroviario, que se gastó la vida trabajando de peón para poder alimentarnos. Mi apellido es Bonaventura, de descendencia siciliana. Mi padre fue la primera generación que nació en Argentina. Nació para ser pobre y se pasó la vida trabajando. Nos faltaba de todo, pero también aprendí todo. Aprendí a disfrutar de la vida, de las cosas cotidianas, de ser agradecido… A mí me dicen que no me quejo de nada, jamás he escuchado a mi tata o a mi mama quejarse. No importaba si hacía calor o frío, si había humedad, si estaban cansados y había que ir a trabajar… Mi mamá limpiaba casas ajenas por dos pesos, y si bien lo que teníamos no era mucho, era lo que teníamos y lo agradecíamos todos los días. Nosotros agradecíamos amanecer con vida, que mi mama decía que ya era ganancia. ‘Estar vivo es ganancia’ Decía. Teníamos un tarro con mate cocido con una tortilla a la parrilla o un pan casero mañana tarde y noche y agradecíamos tener algo caliente que llevar a la boca. Muchas veces ví en mi casa compartir lo poco que teníamos. Ahí aprendí que la solidaridad nos atraviesa a todos. Yo crecí con esa cultura de no quejarme, de ser agradecido, ser solidario.”
“Mi tata vio que a mí me interesaba mucho la viola y a los 14, con todo el sacrificio del mundo, me mandó al conservatorio. Tengo registro de tenor. También a los 14 años me mando a practicar boxeo, para que no la ligara tanto. Era un gran cobrador, un poco bullicioso y siempre la ligaba a la salida de los bailes. Me mando a boxeo para que aprenda, por lo menos, a la levantar la mano y no cerrar los ojos. Mi tata siempre me decía que no hiciera planes, porque el único que sabe hacer planes es el tata Dios. ‘Tata Dios tiene planes para usted y lo único que usted tiene que hacer, es andar derecho por la vida. Porque si se desvía se va a perder los planes que el tata Dios tiene para usted. Mi padre fue un gran ejemplo para mí. Jamás lo vi hacer nada que no se tuviera que hacer. Mi mama también, la disfruté más, pero también murió muy joven, con solo 60 años. Somos una familia muy unida. Los hermanos somos muy unidos y nuestros hijos también lo son. Se buscan entre primos, se eligen, se ayudan… Igual que nuestros nietos. Más allá que mis padres hace mucho que no están, somos una gran familia.”
Humorista por naturaleza comenzó actuando en los actos del colegio, y en las aulas: “Siempre fui el gracioso. En el colegio imitaba a todos los profesores y ellos lejos de enojarse me alentaban. Las clases de geografía eran magistrales, venían profesores de otras aulas a verme y no paraban de reírse. Yo hablaba igual que él, daba una buena clase, pero le metía mis ocurrencias. Un día vino el vice director a verme y me felicitó. Me dijo que yo tenía una gran vena artística y que tenía que trabajar eso. Yo no me imaginaba los planes que tenía tata Dios para mí. Era un pibe pobre que recién conocí Carlos Paz a los 30 años y de repente me vi contando chistes en Australia, en Sudáfrica, en EE.UU… Más allá de todo lo que logre, lo logre en tiempo y forma, un escalón a la vez. No hice grandes trancos, sino trancos cortitos. Eso hizo que no me mareara y pudiera disfrutar muchísimo cada momento. En mi espectáculo propongo que nos juntemos para estar contentos, a festejar la vida, a reírnos de nosotros para que sea lindo estar vivo. Siempre fomento a que escuchemos a nuestros mayores, tienen cosas interesantísimas para decirnos. Y si la repiten y ya la dijeron, escúchalo igual, escúchasela de nuevo. No le digas ya lo dijiste. Escáchasela de nuevo. También propongo escuchar al otro extremo que son los niños, siempre tienen cosas para decir de las cuales podemos aprender. Nosotros a veces andamos medio sin ganas de escuchar, y que importante es hacerlo, tomarnos ese tiempo, disfrutarlo.”
“Es casi un milagro que esté vivo. Tuve varios problemas de salud, cuatro pancreatitis, un infarto y siete stents en la arteria derecha, hasta me dieron la extremaunción. Digo que soy el único cristiano que tengo dado todos los sacramentos y no se rinde. Fue un antes y un después. Es duro encontrarte cara a cara con la muerte. Yo arreglé mi muerte en vida. Emancipe a mis hijos, adelanté la herencia, los arreglos, todo lo que hay que hacer cuando una persona se muere; arreglando la muerte en vida. Dios me dio la oportunidad de continuar, de seguir… Estoy convencido que mi misión es hacer reír. Ayudar a transformar los malos momentos, recordarles a todos que la vida es hermosa y que es un milagro diario estar vivo. En mi espectáculo me piden chistes y anécdotas sobre terapia intensiva, me vienen a escuchar para superar operaciones y distintas enfermedades.. El humor es sanador y el público me lo hace saber en cada espectáculo. La idea en mis shows es que nos juntemos a reírnos de lo que nos pasa, pasar lo feo de la mejor manera y celebrar que estamos vivos.”