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Martin Murano, hijo de Yiya Murano: "Mi madre quiso envenenarme cuando tenía 10 años"
Sábado, 24 Mayo 2025 17:15

Martin Murano, hijo de Yiya Murano: "Mi madre quiso envenenarme cuando tenía 10 años"

Martín Murano, el hijo de Yiya, conocida como "la envenenadora de Monserrat", la asesina más famosa del siglo XX en la Argentina, habló en profundidad en “Íntimamente” con Alejandra Rubio sobre su conmovedora historia, sus días con Yiya, el desamor de su madre, los asesinatos, ¿Que fue de ella luego de la cárcel? y el calvario que vivió en su infancia cuando su propia madre quiso envenenarlo cuando apenas tenía 10 años: “Yiya nunca me quiso, nunca quiso a nadie, incluso quiso terminar con mi vida, por pedido de un amante. Ella había comprado una torta en una confitería supuestamente para llevar a una cena. La dejó apropósito sin envoltorio sobre la mesa, corté un pedazo para comer. Ella lo vio todo y, justo cuando iba a llevarme la porción a la boca, me la arrebató de la mano y la tiró al incinerador. No se arrepintió, simplemente no se animó, pero la intención estaba. Quizás pensó que no iba a poder justificar mi asesinato.” Aseguró el escritor y doble de riesgo, que supo sobrevivir a su propia madre y transformar su trágica vida.

 

Su madre fue la protagonista de una de las páginas más estremecedoras de la historia policial argentina. La acusaron y la condenaron por haber envenenado a sus amigas. Él también pudo haber sido víctima y conoce la verdad mejor que nadie, ya que Yiya le confesó los asesinatos y le aseguró que no fueron sus únicas víctimas. Luego de cumplir su condena se casó con un no vidente e intentó envenenar a su hija. Sus últimos días los vivió abandonada en un geriátrico, falleció en 2022, nunca se arrepintió públicamente de los crímenes que cometió y su tumba no lleva su nombre por deseo de su hijo, para que no se convierta en una visita turística ir a verla.

Martin Murano nació en capital y creció en una casa de clase media alta, con un padre amoroso y una madre que jamás le dio un abrazo, un beso o una demostración de cariño. Martín conoció a una madre distinta, típica de película de suspenso, que con el tiempo y su desmedida ambición se convirtió en la asesina más famosa de la Argentina. Se escribieron películas, libros, documentales y su historia llegó hasta convertirse en un musical en la calle Corrientes.

Martín Murano contó su fuerte testimonio, lo que vivió y como lo marcó en su vida. Una historia que demuestra que, pese a todo, se puede salir de la más oscura tempestad. Así relataba su historia y el vínculo con su madre: “Yiya fué mi vehículo a la vida, pero nada más. Nunca recibí amor de ella. Tuve una infancia muy difícil, lo único que rescato es a mi padre, aunque ella me dijo que no soy el hijo biológico. Pero no me importa, mi viejo fue, es y será Antonio Murano. Yo creo que fui un error sexual, si mi madre se hubiera cuidado con sus amantes no estaría acá. Jamás me quiso, ni tuvo un acto de amor hacia mí. Sólo me utilizó para lograr sus objetivos. De niño pensaba: ‘Tengo veinte padres’. Pero, la realidad, es que a todos les quería sacar plata. Me llevaba a desayunar con sus amantes y me decía ‘no le digas a tu padre’. A todos les decía que yo era su hijo para extorsionarlos.” Aseguró Martín sobre su infancia.

“Cuando yo tenía 10 años quiso envenenarme. Fui el primero al que quiso envenenar. Uno de los amantes que tuvo le había dicho que era mejor que yo no esté, no sé si mi padre biológico. Fue entonces cuando intentó envenenarme con un pedazo de torta y al momento en el que yo estaba a punto de comerla, me la sacó de la mano y la tiró por el incinerador. Yiya nunca me quiso, nunca quiso a nadie, incluso quiso terminar con mi vida, la vida de su propio hijo. Ella había comprado la torta en una confitería supuestamente para llevar a una cena. La dejó apropósito sin envoltorio sobre la mesa. Ella lo observaba todo y, justo cuando iba a llevarme la porción a la boca, me la arrebató de la mano y la tiró al incinerador. No se arrepintió, simplemente no se animó, pero la intención estaba. Quizás pensó que no iba a poder justificar mi asesinato.” Confesó el escritor y doble de riesgo.

“Crecí víctima del bullying, justamente por Yiya. Los asesinatos ocurrieron cuando yo tenía 12 años y fue un escándalo nacional. No había diarios, revistas y noticieros que no hablaran de ella. No fue fácil para mí ser el hijo de una asesina famosa. Me volví un peleador. Me sentí un marginal porque la gente me hizo sentir así por ser hijo de una criminal. En el único lugar que me contuvieron fue en el Club San Lorenzo, no así en el colegio, ni los familiares de Yiya. En el colegio, las madres y padres no dejaban que sus hijos se juntaran conmigo. Imaginate, el hijo de una asesina serial… estaba mal visto. Calixto Sebastián Maidana, el cura del colegio que incluso iba a mi casa, mandó a un emisario para decirnos que ni mi padre ni yo fuéramos más a la iglesia porque estábamos mal vistos. Con Yiya íbamos siempre a misa, era lo único que hacíamos en familia. Fue un momento muy oscuro, me volqué a las artes marciales y eso hizo que después me convierta en doble de riesgo.” Rememoró Murano.

Continuando con su historia Martín agregó: “Cuando la detuvieron Yiya, yo acompañaba a mi papá todos los sábados a verla a la cárcel de Ezeiza. Mi padre estaba enceguecido por amor, no podía ver otra cosa. Estaba desbastado, el creía en su inocencia. En esa época viví el momento más difícil de mi vida, cuando mi padre me miró a los ojos y me propuso suicidarnos juntos: ‘Y si abrimos el gas hijo?’ me dijo. No soportaba la vergüenza, la humillación pública y el no saber cómo continuar. Estaba vencido ante la vida." Relató conmovido.

“Cuando yo tenía 16 años ella sale de la cárcel y vuelve a vivir con nosotros. Cuando la condenan nuevamente y Yiya va presa otra vez mi padre estaba preocupado que yo tenía que vivir sin mi madre, pero desde que nací vivo sin madre. Nunca fue una madre para mí, solo mi progenitora. Después que murió mi viejo no la vi más hasta que salió de la cárcel y nos reunieron, en un programa de televisión. Ahí también me utilizó para sus planes. Sin que yo supiera, cobró la entrevista vendiéndola como un reencuentro. Ella en un momento me reconoció los asesinatos y dijo que fueron las únicas. Siempre utilizó cianuro y no en las masas, sino en el té. Nunca cambio, se casó dos veces más. La última con un ciego e intento envenenar a la hija de su esposo con un plato de fideos, se salvó de milagro, tuvieron que realizarle un lavaje de estómago." Recordó Martín.

Yiya Murano, según su hijo: “Un personaje detestable. Que logró que nunca me importe a nivel persona. Hoy sé que está muerta y enterrada con otro nombre. Algunos me dicen: ‘Tendrías que perdonarla’, pero para perdonarla tendría que odiarla y no tengo odio por ella. Me hizo mucho daño, pase una infancia horrible y una adolescencia con muchísima vergüenza de ser el hijo de una asesina, lo que jamás voy a perdonarle fue el sufrimiento de mi padre. Ella, antes que muriera mi papá, le dijo que no era mi padre biológico. Yo, en su lecho de muerte, lo convencí que era solo una mentira para hacerle daño y me creyó, se fue en paz. Sé quién es mi padre biológico y lo conocí. Una persona muy adinerada y poderosa, como todos los que se relacionaba Yiya. A él y ‘mis hermanos’ les dejé en claro que no quiero un peso de ellos. Mi padre siempre será Antonio Murano, no importa lo que diga mi sangre." Concluyó emocionado.