El reconocido actor cómico, ícono del humor cordobés, y uno de los humoristas más queridos de Argentina, habló en profundidad en Íntimamente con Alejandra Rubio de su historia, su carrera artística y la idea de su retiro. Actualmente lleva sus presentaciones por todo el país, rechazó una propuesta de TELEFE para hacer “Bake Off”, terminó un libro de anécdotas y encontró el amor a los 78 años. “Me voy yendo, de a poco me voy despidiendo. Ya he andado mucho. El retiro lo voy haciendo de a poco. Voy graduando yo mis actuaciones. No quiero hacer temporadas largas o irme demasiado tiempo de casa. Me llamaron para hacer ‘Bake Off’ y no acepté. Tenía que estar mucho tiempo en Buenos Aires y dejar mis cosas acá. Extraño Buenos Aires, pero me gusta ir a visitar amigos. Hoy tengo mi vida acá. Inclusive una ‘chichí’ que hace un año está en mi vida y estamos muy bien”. Aseguró el humorista cordobés.
Con respecto a cómo le gustaría retirarse relata: “No lo sé. Me gustó la idea de un querido amigo en Buenos Aires, productor, Tonito Rodríguez Villar, que es el presidente de la Asociación Argentina de Folklore, que me dice que haga un espectáculo con canciones mías y las anécdotas de esas canciones, más cuentos. Sería para hacer uno dos días. Después con más continuidad hacer algo con alguna linda chica que sea actriz y bailarina, y hacer un fin de semana en Buenos Aires. Un viernes y un sábado por ejemplo.”
Carlos Alberto Álvarez tiene ADN bien cordobés, nació en Villa Dolores el 30 de septiembre de 1945. Llegó a la ciudad de Córdoba junto a su familia a los 5 años. Aunque sorprenda a muchos, el Negro Álvarez fue: Estudiante de abogacía, ‘ciruja’, ladrón de frutas, vendedor de Panteras Rosa, de autos, de bebidas Cola en el estadio de Belgrano, de publicidad y bijouterie y hasta boxeador en peleas arregladas de niño: “Era muy travieso, he sido ladrón de chico. Le robaba a mi papá para comprar juguetes, lo bolsilleaba. A mi mamá le pegaba abrazos y le sacaba plata del delantal. A raíz de eso tuve grandes lecciones de mis padres para enderezarme. Mi papá era un abogado muy estricto y yo le sacaba canas verdes desde muy chiquito. En la juguetería tenían la orden de no venderme si no iba con un mayor. De una manera u otra me la ingeniaba para tener plata e ir a comprarme juguetes. Yo vivía cerca del río, iba a jugar allí, y un día vimos cirujas y junto a mis amigos los seguimos. Vimos que hacían plata con el cartón y tratamos de imitarlos para hacernos unos pesos. Así que empezamos a cirujear con mi primo Pedrito, fui medio ciruja también. Mi viejo no sabía lo que yo hacía y un día me vio todo mugriento, llevando cosas y se armó. Tuve que dejar. Después, también con Pedrito vendíamos tomates, zapallo, todo lo que había en la quinta de mi tía. Salíamos en un sulky hasta que vino el verdulero del pueblo y nos acusó de reventarle el mercado. Nosotros vendíamos la mercadería a menos de la mitad y le habíamos sacado toda la clientela pobre. He sido creativo. Calculá que de chico, con una caja de zapatos, viñetas de diarios y una linterna, proyectaba cine y cobraba entradas. Me las rebusqué. Siempre mi mama terminaba sacándonos la plata y comprándole sándwich de miga al público, con la plata de las entradas. Lo de las peleas arregladas era solo dar un espectáculo y cobrar entrada. Nos decíamos hoy ganas vos, hoy gano yo… hasta que empezamos a tener cada uno su hinchada y los dos queríamos ganar. Nos agarramos a piñas de verdad y ahí se terminó las peleas Jajaja. Era muy travieso. El menor de cuatro hermanos y el que más trabajo les di a mis viejos.”
En su casa, su madre tocaba el piano; su padre, abogado camarista, amaba la música, muchos artistas pasaban por su hogar. La música nació con él, lo rodeó siempre, y por eso sigue cantando todavía, a pesar de que es el humor el que le da de comer y la crianza de perros de raza bóxer, con los que compite en el mundo, su pasión y su hobby alternativo.
Aquellos que lo escucharon y escuchan cantar, coinciden en que tiene una voz privilegiada. Es que el "Negro" arrancó su carrera siendo cantante y recorriendo las latitudes con su música y así fue por mucho tiempo, como cuando integraba el "Dúo Argentino" junto a Lalo Sosa, que hasta llegaron a grabar con la EMI Odeon: "Hacíamos folklore y ganamos un Festival de Cosquín de la Canción, grabamos un disco con la EMI y vino la dictadura y nos prohibió. Trabajamos con Chito Ceballos y libreto de Tejado Gómez, prohibieron nuestro disco y no podíamos cantar, así fue que empezamos a actuar en peñas y en fiestas de empresas y ahí no nos daba bola nadie. Así empecé con el humor, porque eran cuarenta minutos de transpirar y nadie nos prestaba atención. Empecé a meter el humor y con eso logré que la gente se callara y escuchara. Un día teníamos que presentarnos en el Festival del Cabrito en Quilino y yo venía por el camino de Jesús María y mi compañero se fue por otro lado, creció un río y no podía pasar. Entonces le dije a nuestro representante: 'Loco vamos a tener que devolver la guita', pero él me contestó: 'Que devolver si ya me la gasté', y así me hice humorista Jaja. La respuesta de la gente fue muy buena, pero yo tenía un susto descomunal. Miraba el reloj y me parecía que hacia una hora estaba y habían pasado cinco minutos, cuando baje me invitó el intendente a comer un cabrito y estaba tan nervioso que me chupé y descubrí que podía estar en el escenario un tiempo más. Así el Dúo Argentino, corrido también un poco por la dictadura, se fue quedando atrás y entonces seguí con el humor". Aseguró "El Negro".
Carlos Álvarez se unió a la revista de humor “Hortensia,” fundada por Alberto Cognigni, donde trabajó junto a renombrados humoristas como Roberto Fontarrosa y Crist. Con ‘Hortensia’ obtuvo tal éxito que “a pedido del público” Cognigni organizó lo que Álvarez llamó una embajada de la revista, donde todas sus figuras recorrieron la Argentina y también Uruguay, Paraguay y Bolivia. Mientras el Dúo Argentino cantaba, Fontanarrosa y Crist dibujaban.
Muy pocos saben que, el querido humorista, en pleno gobierno militar vivió momentos terribles y hasta sufrió un simulacro de fusilamiento, así lo recordó: “Sí, jamás lo conté. No quería que creyeran que utilizaba el tema. Yo cantaba en el Dúo Argentino. Grabamos un Long Play. Córdoba ardía. Hacíamos espectáculos con canciones de protesta y un espectáculo llamado Vamos a la luz, con libro de Armando Tejada Gómez. Mis libros y discos que eran de Pablo Milanés, Silvio Rodríguez y otros... ya los había sacado de mi casa. Escucharlos era como tener una bomba. Yo pensé cuando entraron que todo estaba en orden, pero me salvé de milagro. Allanaron mi casa, me hicieron arrodillar y un simulacro de fusilamiento, porque encontraron el uniforme de un amigo que vivía conmigo. Cuando abrieron el placard había un uniforme de la aviación y me empezaron a pegar y a interrogarme. Él había hecho el servicio militar, se casó y olvidó el uniforme en casa. Los militares me llevaron a donde él vivía, rodearon la casa en un operativo. Gracias a Dios terminó todo bien, pero en el momento pensé que no lo contaba”.
Continuando con el relato de su vida, el cómico, rememoró: “Yo de chico no quería ser nada. Los demás chicos querían ser policías, bomberos, gobernadores abogados, médicos… Yo no quería ser nada. Hice muchas cosas, trabajé de muchas cosas de muy jovencito, pero el destino me tenía deparada esta hermosa carrera y se lo agradezco. Para mi primera aparición en radio me fueron a buscar. Yo tenía una pequeñita agencia de publicidad y fui a fiesta de LV2. Me sentaron con el gerente artístico. Me hicieron subir a contar unos chistes y me dijeron: ‘Te queremos contratar para un micro de humor en radio’. Yo le dije que no y pensaron que era porque me habían ofrecido poca plata. Me ofrecieron más y volví a rechazar la propuesta. Ellos siguieron pensando que era por el dinero. Me ofrecieron más y me animé. Era el destino, tenía que ser. Soy un convencido de eso. Mirá, tengo una casa en Córdoba que se llama "El destino". Y soy un convencido que el destino es el que te dice sí o no. Todo en mi vida se dio por casualidad, todo gracias al destino. Soy un tipo de suerte y realmente el destino marcó mi vida".
Luego llegaron la radio y la televisión y más de 30 discos de humor: "Ahí nació 'El monstruo del choripán' que fue un boom y con eso explotó todo. Llegué a la televisión con Julio Mahárbiz que me llevó para Argentinísima, donde estuve cerca de once años, después con Silvio Soldán, con Mesa de Noticias… Fueron años maravillosos, incluso tuve mi propio programa en ATC que se llamaba 'Hora clavo'. Tengo grabados 35 discos entre Long Play y casetes y hasta un disco de oro. Cuando la gente de RCA Víctor me ofreció grabar el primero no quería aceptar. Me parecía una locura. Les dije: ‘Los van a escuchar una vez y lo van a tirar’ Me dijeron: ‘Landrisina lo hace, porque no lo podes hacer vos’ Nuevamente me ofrecieron más plata y me animé. Así comencé a grabar y fue un éxito. La gente no paraba de comprarlos, de regalarlos para las fiestas, los cumpleaños. Era algo distinto, una novedad".
Su versatilidad lo ha llevado a actuar en espectáculos teatrales tanto en Buenos Aires como en su tierra natal, Córdoba, así como en Mar del Plata, toda la Argentina y hasta en el exterior: “Yo creo que el humor cordobés es especial, muy naif, absurdo, delirante. He hecho humor hasta en Sidney, Melbourne, Nueva York, Los Ángeles. Shows para colonias argentinas. Hacer reír no tiene explicación. Yo por ahí no hablo y solo con verme la cara se ríen. Es una bendición que me dio el destino".
Actualmente vive en Córdoba desde la pandemia, desde allí realiza sus presentaciones por todo el país. Escribió un libro de anécdotas que está negociando con distintas editoriales, rechazó estar en el próximo programa éxito de TELEFE “Bake Off” conducido por Wanda Nara y volvió a encontrar el amor: “Hace un año que tengo un ‘chichí’ (compañera), pero estamos en casas separadas. Nos conocemos desde hace mucho tiempo y ahora se dio ser algo más. Estoy muy bien, muy tranquilo y disfrutando de mi presente sin apuro. Hago presentaciones por todo el país y disfruto de mis amigos. Ya trabajé mucho y me voy despidiendo de a poco. Prefiero graduar yo las presentaciones y disfrutar así de mi vínculo con el público”.
El “Negrito” deja y ha dejado una huella imborrable en el mundo del humor argentino, fue honrado como “Patrimonio Cultural Intangible e Inmaterial” por la Legislatura de la provincia de Córdoba. Este título se lo otorgaron por su habilidad innata para contar relatos hablados, escritos o cantados y crear expresiones graciosas, irónicas y paródicas que han encantado y encantan a audiencias de todas las edades.