María Rosa Fugazot: "Como muchos de mi edad, tengo que seguir trabajando para poder vivir"
Viernes, 08 Diciembre 2023 19:38

María Rosa Fugazot: "Como muchos de mi edad, tengo que seguir trabajando para poder vivir"

La reconocida actriz de cine, teatro y televisión, ícono de nuestra escena nacional, realizó un profundo recorrido por su vida en Íntimamente con Alejandra Rubio. De familia de artistas, comenzó a trabajar con sólo 15 años y jamás paró. Protagonizó clásicos, hizo novelas, comedias, humor y trabajó con los más grandes. Como muchos actores, en épocas de vacas flacas trabajó de todo. Hoy sin ahorros y a punto de cumplir 81 años vive en una casa prestada con una amiga y no se le pasa por la cabeza la posibilidad de dejar de trabajar, no solamente porque ama lo que hace sino también porque vive al día y lo necesita: “No tengo ahorros y las veces que logré hacerme un colchoncito, lo invertí en la educación de mis hijos y para que a mis padres enfermos no les faltara nada y estuvieran cuidados. Agradezco a Dios poder seguir trabando y sólo pido salud para poder seguir haciéndolo.” Aseguró la actriz que durante el verano estará en el teatro La Casona protagonizando “Mentime que me gusta” junto a un gran elenco.

Lejos de victimizarse, María Rosa aclaró que, a pesar de su edad, tiene que seguir trabajando para subsistir: “Trabajé toda la vida y cuando no tenía laburo de actriz hice de todo, desde coser puntillas o hacer pullovers con una amiga hasta vender regalos empresariales. No se me caen los anillos, lo único que pido es salud y poder trabajar y que se me permita vivir con lo que gano. Como muchos, cobro la mínima. Si no trabajo no puedo vivir. Yo nunca me quedé con la jubilación. Gracias a Dios tengo salud y puedo seguir trabajando. Es triste que a esta altura de mi vida no me pueda pagar un alquiler, pero el no poder bajar los brazos me da fuerzas. Sé que no puedo enfermarme y tomo el lado positivo, me mentalizo que tengo que estar bien y se van todos los achaques.”

Tras confesar que no tiene ahorros ni casa propia, la actriz reveló: "Dos veces me quedé en la calle. Una fue con aquel famoso corralito, cuando cayó De la Rúa. Ese fin de año yo tenía arreglado televisión y teatro y sin embargo, el 2 de enero no tenía nada y tuve que salir a buscar trabajo. Ahora vivo en la casa de una amiga. Yo alquilaba y tenía que mudarme. Mi amiga se enteró y me dijo que me mudara a su departamento porque su inquilino se iba. Vino también otra amiga, porque le pasó lo mismo. No pagamos alquiler, pero sí todos los gastos y arreglos del departamento. Cuando no estoy arriba del escenario revoco paredes, arreglo canillas, hago de todo. La vida me enseñó a darme maña.”

 “Nací el 20 de diciembre del ‘42, pero estoy anotada el 12 de enero del ‘43, porque mi papá casi se olvida de hacerlo. Soy sagitariana por nacimiento, pero capricorniana por documento.” Cuenta la hija de la actriz María Esther Gamas y del músico y actor Roberto Fugazot. Quien fue esposa del actor César Bertrand, tiene dos hijos, nietos, una bisnieta y un currículum poblado de grandes compañeros de escena, como Alberto Olmedo, Susana Giménez, Jorge Porcel y Darío Vittori entre tantos otros.

Realizando un minucioso recorrido por su historia María Rosa rememoró: “Mi primer año de vida transcurrió en Vicente López, porque en aquel entonces había muchos estudios cinematográficos en zona norte y la cercanía le venía bien a mis viejos. Tuve una infancia hermosa, con toda la familia junta y con mi adorada abuela a la cabeza… La abuela Margarita estuvo presente siempre en mi vida. Si ella estaba en lo de mi tía y yo la llamaba a las 11 de la noche y le decía ‘Abuela estoy triste’, se tomaba el colectivo y venía a darme un abrazo. Era una mujer conmovedora. Me enseñó muchísimo. Yo la tuve hasta mis 16, se me fue demasiado pronto. Igual tuvo tiempo para formarme y enseñarme todo de la vida. Sus consejos y palabras me acompañaron siempre. De ella aprendí el valor del respeto a sí misma. Jamás me voy a olvidar de la charla que tuvimos el día que me hice señorita. ‘No voy a decirte lo que tienes que hacer o no, pero recuerda que tu cuerpo es un receptáculo, que el hombre viene, escupe y se va. De ti depende que te pongan flores o mierda’. Eso me quedó grabado para siempre. Yo fui virgen hasta casi los 18 y eso que a los 15 ya hacía teatro de revista, pero todavía era muy gansa. En esa época mi novio platónico era Chicho Serrador que tenía 23 años. Me regalaba flores y nos dábamos besos, pero no más que eso. Me decía ‘Yo jamás le voy a abrir la puerta a una mujer para que caiga por las escaleras’. Me cuidaba mucho, porque yo era una nena, al fin de cuentas. Poco antes de que muriera, lo llamé a Madrid y me dijo ‘Hola, mi niña, ¿cómo estás?’. ‘Qué niña, tengo 70 pirulos’. Y la contestación de él fue ‘Siempre tendrás 15 años para mí’. Era un tierno.”

“Yo siempre tuve mi carácter. Cuentan que a los 2 años me ofendí por algo que había dicho mi mamá. Me contó mi viejo que agarré un pañuelo, metí cosas, lo até como pude, me lo puse al hombro, fui a la puerta y no llegaba ni a la manija. ‘¿Qué haces?’, preguntó papá. ‘E voy, porque no e quiere’. Cuando me contaba esto me decía ‘Ya te querías rajar de chiquita’. Siempre fui muy independiente e hice lo que quise. Cuando yo tenía 15, mi mamá estaba haciendo Tangolandia y pedían bailarines. Me presenté en el teatro porque, de tanto verla, me la sabía de memoria las coreografías. Cuando di la prueba, Don Ivo Pelay (poeta y autor teatral) me preguntó: ‘¿Su mamá sabe?’. ‘No’. ‘Bueno, si no nos matan empieza esta noche’.  Aparecí en el escenario y mi vieja casi se infarta. Mi viejo, se enojó tanto, que estuvo un tiempo sin hablarme. No me vio nunca en la revista, pero cuando debuté en 'Deliciosamente amoral', ya con 18, fue a verme y se le llenaron los ojos de lágrimas. Después Quería ser médica forense, pero mi papá me sacó carpiendo. ‘Qué tenes que estar revisando tripas. Tenes que ser arquitecta’ me decía. Pero lo mío era lo artístico. A los 8 años aprendí clásico con una tía mía que era bailarina, después trabajé con Éber Lobato (bailarín, coreógrafo, artista integral), del que aprendí todo del baile moderno. Un día se me ocurrió decir ‘Esto no me sale’. Me tuvo dos horas practicando. Y a las dos horas me salió. Me abrazó y me dijo ‘Nunca más digas no puedo. Si hay alguien que lo hace vos también podés’. Eso es un maestro.”

Entrando en sus recuerdos. Uno de los momentos más duros de su vida, fue cuando el 16 de junio de 1955, la Armada Argentina, con apoyo de sectores de la Fuerza Aérea, encabezó un ataque que tenía como objetivo principal asesinar al presidente Juan Domingo Perón y a los miembros de su gabinete para consumar así un golpe de Estado. Sin embargo, la maniobra comprendía también la agresión contra civiles inermes que pudieran alzarse en defensa del gobierno constitucional que contaba con un importante apoyo popular. Y la actriz estaba ahí con apenas 12 años sobreviviendo al bombardeo: “Yo me críe en Plaza de Mayo. Cuando tenía un año, mi viejo no tuvo mejor idea que alquilar una casa en Alsina y Balcarce. Ese día iba a la escuela junto a una amiga, nos atrasamos porque ella no sé qué había perdido y en eso nos salvó. Salimos corriendo y, cuando vamos a cruzar, cae la primera bomba, Yo pensé que se había caído un avión, pero a los pocos minutos tomé noción de lo que estaba pasando. Nos tiramos para atrás en la recova de Alem. Pero mi amiga corrió para arriba de la calle y la mamá se fue atrás de ella, así que me dijo: ‘No te muevas de ahí’. Yo me quedé plantada contra la pared. Hasta que un muchacho de la metalúrgica que estaba en Moreno me agarró y me metió adentro, pudo llamar a mi casa y avisar que estaba sana y salva. Yo no sabía que mi mamá estaba buscándome y nunca se enteró que yo había sobrevivido. Ella, siguió dando vueltas por el barrio, con el papá de mi amiga, buscándonos. Estaban desesperados, estaba lleno de cadáveres y buscaban nuestras caras. No me voy a olvidar jamás, porque fue un impacto. Nos habíamos subido a unos estantes que había en el sótano donde me escondió el muchacho y, sobre el piso, había como unas mirillas, como unas ventanitas. Veíamos bajar con los palos a la gente gritando y, abajo, los baleaban y caían en la calle. Después, pasaban los camiones y cargaban los cadáveres como ganado.” Recordó aún impactada la artista.

“Finalmente, cerca de las seis de la tarde, cuando la situación estaba un poco más calma, el muchacho me acompañó hasta mi casa. Fuimos reptando por el piso toda la cuadra, dimos la vuelta y me metió a mi casa por uno de los vidrios se había roto. Yo llegué llena de sangre, pero no era sangre mía, era la sangre que había quedado de la gente que habían matado. Mi mamá, que me había buscado desesperada durante seis horas, cuando me vio aparecer se quedó muda y estuvo un mes sin poder hablar.” Recordó aun consternada.

“Laburante desde siempre”, como le gusta definirse. Integrante de una interesante familia de artistas, María Rosa Fugazot se destacó en teatro desde muy joven, primero en la revista, y luego en obras de texto como “No hay que llorar”, “Así es la vida”, “Locos de verano”, “Venecia”, “Chicago”, “Flores de acero”, “Las chicas del calendario”, “Sorpresas”, “La casa de Bernarda Alba”, “Mujeres de ceniza” y la actual “La ratonera”. En cine actuó en “Las locas del conventillo”, “Chúmbale”, “El día que me amen” y “Ningún amor es perfecto”, entre una decena de filmes. En Tv. se destacó en ciclos como “Operación ja ja”, “Simplemente María”, “La peluquería de Don Mateo”, “Culpables”, “El puntero”, “Sos mi hombre” y “Simona”.

Es, sin dudas, un icono de nuestra escena. Pisó por primera vez un escenario a los 15 años y hoy, con más de 60 años de trayectoria, a los casi 81 años, sigue haciéndolo de maravillas y esta pronta a debutar con “Mentime que me gusta” en el Teatro La Casona, producida por Aldo Funes.