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César "Banana" Pueyrredón: "Hasta los 90 años quiero seguir arriba de los escenarios"
Domingo, 01 Septiembre 2024 22:26

César "Banana" Pueyrredón: "Hasta los 90 años quiero seguir arriba de los escenarios"

El reconocido cantante, autor y compositor de música romántica, realizó un minucioso recorrido de su vida en íntimamente con Alejandra Rubio. El autor «Conociéndote», «Cuando amas a alguien» y «No quiero ser tu amigo»… Aseguró a los 72 años, con su caudal de voz intacto, que sueña estar sobre los escenarios pasados los 90 y que trabaja mucho para ello: “Agradezco cada día el reconocimiento y cariño del público. Es emocionante que después de 50 años que empecé a cantar la gente me siga apoyando. Cuando empecé no soñé ser un clásico, hoy lo disfruto y busco serlo. Busco que mis canciones se escuchen también dentro de 20 años. Me cuido mucho, cuido mi voz para tener el mismo registro que cuando empecé y seguir hasta los 90 años cantando y dándole al público el show que ellos esperan. Me veo viejito arriba del escenario y cantando las canciones que me piden desde hace años.” Afirmó César “Banana” Pueyrredón, que desde hace cinco décadas es un referente indiscutido de la balada con temas que, para muchos, se transformaron en la banda de sonido de sus historias de amor.

César "Banana" Pueyrredón es, sin dudas, el prócer de las historias de amor. Integrante de una familia ilustre, encontró en la música la forma de vencer su timidez. Creció en una familia numerosa, vivió parte de su infancia en el exterior y desde muy chico supo que la música era lo suyo, ya que tenía oído, decisión para estudiar y necesidad de encontrar en las canciones una manera de vencer su timidez: “Las canciones me ayudaron muchísimo a relacionarme. Yo a los 12 años me moría de vergüenza parándome frente a una chica, pero le cantaba una canción y no tenía ninguna vergüenza. Ahí me di cuenta que mi timidez y mi introversión quedaba de lado. Mi primer amor fue a los diez años. Estaba enamorado de una compañera de banco del colegio, pero era muy vergonzoso y no me animaba a hablarle. Ahí fue que compuse mi primera canción: se llamaba ‘Dile a ella que la quiero. Desde chico me costó encarar, era muy tímido, pero la música me salvó."

 
 
Enamorado de la misma mujer hace más de 40 años, es el autor argentino que enamoró a más generaciones con sus temas. Desde hace cinco décadas es un referente indiscutido de las canciones de amor, pese a reconocerse en su vida muy poco romántico: “Ser un referente de la música romántica hace creer a la gente que soy un romántico siempre. Cuando no escribo y estoy en lo cotidiano soy como todos. No vivo regalando rosas y diciendo frases románticas todo el tiempo. Soy un hombre normal, común y corriente. Amo a mi mujer desde hace más de 40 años y trato de demostrárselo, pero el público tiene la fantasía que vivo diciéndole frases bellas y con ramos de flores en la mano cada mañana. Formamos una familia hermosa que disfruto muchísimo. Hoy tenemos nietos y la bendición de seguir compartiendo nuestra vida. Con Cecilia (García Laborde) nos casamos en noviembre de 1979, hace casi 45 años y tuvimos dos hijos: Marcos y Juana, que también fueron inspiración de varias de mis canciones. A Marcos le escribí “Especial, tan especial” y a Juana “Canción para Juana”. De chicos, por ahí, me decían alguna frase que me quedaba rondando en la cabeza y enseguida hacia una canción. Como un día estaba por llover y Marco me dijo: ‘No va a llover papá, el cielo va a ganar’ Esas frases de niños, que para ellos es normal y yo, a penas lo escuche, me puse a trabajar y ahí salió ‘ El cielo va a ganar’.”
 
 
César, último de ocho hermanos. Nieto del diplomático, abogado y político Honorio Pueyrredón, hijo de Ricardo, prócer de la publicidad, y de Elena Tornquist, descendiente del empresario Ernesto Tornquist, el árbol genealógico de César tiene infinidad de ramas ilustres o populares. Esa lista incluye de Prilidiano Pueyrredón a Fabiana Cantilo o Patricia Bullrich: “Soy el menor de ocho hermanos. Era mimado por mis hermanas, pero a veces olvidado. Ser el menor me convirtió en el más mimado y el más olvidado. No te digo que me pasó lo de la película Mi pobre angelito, pero han estado en el auto para salir de vacaciones y alguien preguntó: ¿Y César? Esas cosas pasaban. Y yo estaba jugando solo. Introvertido, tímido. Por eso digo que la música me salvó. Repito mucho esto de que me sacó la timidez. Me refugié en el piano y a los diez años ya componía canciones. Mi hermano Daniel tocaba la guitarra en Banana, después fue mi manager, ahora está detrás de escena. Como te conté siempre escribí, ese era mi cable a tierra. Mis compañeros de colegio me pedían que le componga canciones para sus novias, era muy gracioso. El piano me permitió volcar mi mundo interior. Después están las diferentes habilidades de cada uno para aprender y seguir. Yo cuando terminé el colegio me puse a estudiar música, a instancias de mi padre. Mi viejo era publicitario, era creativo. Yo hubiera sido músico igual aún si él hubiese sido escribano o militar. Pero me sirvió mucho que fuera creativo para entender cuando yo estaba cantando hasta las 3 de la mañana en el altillo de la casa de Palermo, donde estaba el piano. Mi vieja se preocupaba por los vecinos y él le decía: “Dejalo, está componiendo.”
 
 
Tuvo una infancia tranquila en familia y con mucho fútbol. Más allá de las quejas de parte de su madre por quedarse cantando hasta tarde en la madrugada, siempre lo apoyaron en su carrera artística. En sus recuerdos, siempre surge el de su padre, quien más creyó en él: "Él tenía una gran agencia y estaba muy ligado a los medios. Fue el primero que hizo un aviso en un canal de Yankelevich. Laburó también con Alfonsín y fue embajador de Illia. Le debo muchísimo a mi viejo. Al ser el último de ocho hermanos creía que era al que menos bola le iban a dar. Él vio que era creativo. Me estimuló mucho. Me apoyó y creyó en mí. Eso fue muy importante en mi vida y mi carrera. El mejor consejo que me dieron en la vida, me lo dio él y aun hoy me acompaña: "Esforzate por ser vos mismo, aunque te critiquen. Nunca te bajes del escenario sin lucharla". Relató César emocionado.
 
 
Comenzó a tocar piano a los 10 años. Su formación académica incluye la licenciatura en composición en la Facultad de Artes y Ciencias musicales de la Universidad Católica Argentina, donde se destacó por su promedio elevado. Sus primeras bandas las formó con uno de sus hermanos y algunos compañeros del colegio. A los 17 años, antes de terminar el secundario, se puso al frente de Banana, la carta de presentación que necesitaba para hablarles a las chicas. Jamás se imaginó que con el grupo editaría cinco discos, que como solista lanzaría muchos otros, y que con canciones como “Conociéndote”, “No quiero ser tu amigo”, “Nadie podrá hacerme olvidar” y “Nuestro amor comenzó a vivir”, pasaría a formar parte de la cultura popular argentina.
 
Tiene un apellido ilustre y, aunque no usa su segundo nombre, lleva también en su DNI el sello de una importante avenida porteña: Honorio Pueyrredón. Sin embargo, a César Honorio Pueyrredón todos lo conocemos por el apodo que heredó de la que fue su banda: "Banana". César contó que con “Banana”, la banda que lideraba hacia fines de los años sesenta y principios de los setenta, hacía música más festiva y bolichera (‘Negra, no te vayas de mi lado’, ‘Facundo ha llegado al mundo’ y tantas más) y que costó convencer a la discográfica que los tenía contratados, que ya era tiempo de pasarse a la música melódica. Al hacer ese cambio, la banda se disolvió y el cantante intentó seguir adelante con su carrera simplemente con su nombre y apellido: César Pueyrredón, pero le costaba al público relacionarlo con aquel grupo musical. De allí el “Banana” que reemplazó a su verdadero segundo nombre: ‘Honorio’, como su abuelo, un destacado político radical, que fue ministro de Hipólito Yrigoyen: “Mi viejo -recuerda- le puso Honorio a los cinco varones, pero como segundo nombre. Yo nunca lo use y ‘Banana’ nunca fue mi sobrenombre. Yo ya había grabado varios discos con el grupo y decidí convertirme en solista. Yo cantaba los clásicos del grupo y un día dije: ‘empiezo mi carrera como solista’, así podía firmar mis temas y tenía la independencia para experimentar más. Cuando me presente como solista la gente no me ubicaba con mi nombre, César Pueyrredón, entonces tuvimos que poner ‘Banana’ para que supieran quien era. Preferí llamarme César ‘Banana’ Pueyrredón que César Pueyrredón ex grupo ‘Banana’.”   Así lo explicó el cantante, que con "Banana" alcanzó popularidad en la década de los '70, disolvió la banda en 1984 y heredó el apodo de por vida.
 
 
Los éxitos en su carrera son muchos, pero ‘Conociéndote’ es la canción más pedida al artista y la que más problemas le trajo en su vida personal: “Si tengo que elegir las canciones más importantes. Sin dudas una de ellas es ‘Conociéndote’ que fue mi primer éxito. Yo estudié composición en la Universidad, ahí conocí a una chica y fue una relación de cuatro meses que dio una canción eterna. La gente la aceptó rápidamente. Con el tiempo cuando conocí a mi mujer me trajo problemas, ‘celos retroactivos’ no quería que la cantara jajaja. Obviamente, después tuvo sus canciones. ‘Cuando amas a alguien’ es una de ellas. Yo estoy casado hace más de 40 años y a veces llego a la conclusión que “Banana” Pueyrredón es más romántico que César Pueyrredón (risas). El otro tipo es más poético, encuentras las palabras, las metáforas, sabe cómo seducir. Yo personalmente, abajo del escenario, soy un tipo discreto, reservado, no exploto de romanticismo y mi mujer a veces me dice ‘me gustaría que aparezca el afiche en algún momento’ (risas). Pero yo le digo que no se enamoró del afiche, sino del hombre. Tenemos una relación muy profunda, una comunión de muchos años, y eso supera al romanticismo. Cantarle al amor es mi trabajo y lo hago porque me encanta. Soy romántico como todo el mundo, pero cuando me pongo en el poeta, subo ese escaloncito más arriba."
 
 
“Es emocionante generar tanto en la gente. Me cuentan infinidad de historias maravillosas. Jamás imagine ser el Cupido de tantas generaciones. Todo el tiempo me paran por la calle y me dicen: ‘conocí a mi mujer’, ‘me enamoré’ o ‘me casé’ por una canción mía. Me pasan cosas hermosas. Me ha costado cantar de lo emocionado y por lo que me devolvió la gente. Al final del show la gente se queda en el hall del teatro cantando los temas. Y sabés que me llama la atención, que las cantan en la misma tonalidad. Hay chicas de cuarenta y pico que celebran un aniversario yendo a ver Pueyrredón, el que les musicalizó su viaje de egresadas en los noventa. Pasa mucho eso. Los álbumes de mi época más fuerte, del 87 al 92, son los que integran Más cerca de la vida, Ser uno mismo y Tarde o temprano. Pero hay otro momento más íntimo. Una vez me invitaron a cantar para una asociación de sordomudos. Había unos 300 chicos. Yo cantaba y ellos sentía la vibración de la música, leían mis labios y tenían traductoras de lenguajes de señas. Terminé llorando. Ese día aprendí que la música no es el sonido. Es algo mental. Está antes del sonido. Y está en una energía. Los que tenemos el privilegio de oír lo transformamos en sonido y eso nos emociona. No había sonido, la música estaba igual. Y eso fue para mí muy fuerte. Nos emocionamos con una música que no se podía escuchar. Después también te emocionan los teatros llenos o cantar para dos personas, como una vez que toqué para un aniversario, en el living de una casa. Hay gente que hasta se volvió a encontrar con un ex a través de mis temas, pero una vez lo vi en el momento que sucedió. Me había contratado un tipo para tocar en una disco de Catamarca. Así que fuimos y esa noche se me acercó, y me dijo: ‘Hace cinco años que estoy separado de mi mujer y ella va a venir porque le gusta tu música, así que dedicale una canción’. Canté ‘Nadie podrá hacerme olvidar’ y cuando terminó el show vino él con su ex mujer a saludar. Estaban agarrados de la mano. Le sonreí y me dijo: ‘Cuando cantaste esa canción nos miramos a los ojos, nos agarramos de la mano fuerte y nos corrió una electricidad por el cuerpo… decidimos intentarlo de nuevo’. Evidentemente ellos tenían algo pendiente y la canción lo que hizo fue dispararlo. Pero no sabés la satisfacción humana y artística que me dio. Fue muy fuerte. Vivís la emoción de otra gente. Eso es lo que le da el sentido hacer música popular, a seguir arriba de un escenario, a sentir que sigo emocionando. Mi objetivo hoy en la vida es cuidarme para seguir brindando lo mejor de mí. El publico se lo merece, por todo lo que me ha dado.” Concluyó el cantante.