Viernes, 02 Diciembre 2022 10:34

"Saben que se acaba el poder, por eso siembran el caos"

Volvé a escuchar el comentario editorial de Cristina Pérez en Cristina sin vueltas. 

La vicepresidenta bloquea la política entrampándola en su frente judicial. El plan no sólo es tierra arrasada en la economía, sino caos institucional a la máxima potencia. Saben que se acaba el poder, por eso siembran el caos.

Las escenas que se vieron en el Congreso son una vergüenza. Es la misma cámara de diputados que no pudo aún producir una ley de alquileres que remede el mamarracho de la existente. Los cuestionamientos a la ilegalidad de la sesión por parte de la oposición no justifican el gesto obsceno de diputado Cristian Ritondo. Y es bochornoso que se intenten forzar ofensas de género incluso para saltear el reglamento, cuando el trasfondo es otro. Justamente ese trasfondo tiene que ver con lo que hizo crecer la tensión en la Cámara de Diputados llevando a la crispación total su frágil armonía. Y como gran parte de lo que pasa en el país, tiene que ver con la estrategia conflictiva de la señora Kirchner. 
 
La vicepresidenta bloquea la política entrampándola en su frente judicial. Lo que llevó a la Cámara Baja a un cortocircuito que se manifestó de la peor manera, fue la decisión de su presidenta, Cecilia Moreau de extender el conflicto por el Consejo de la Magistratura desde el Senado a ese recinto al suspender las designaciones que ya habían sido avaladas por la Corte Suprema. La estrategia de Cristina Kirchner para no perder control en el organismo que designa o echa a los jueces, no tienen ningún tipo de límite y es la única que se salió con la suya por el papelón de ayer: Cristina busca el caos y poner a todo el sistema a expensas de ella. 
 
Este escenario que debió encontrar a una oposición mesurada exhibió a muchos de ellos sacados. 
 
Nada de este clima enrarecido está desconectado del inminente veredicto por la causa Vialidad. La amenaza de los estatales de parar el estado para resistir un fallo judicial es una sublevación a la ley y una extorsión institucional. Ni hablar de las amenazas de bloquear el país por un grupo de piqueteros duros. Bloquear el país que ellos mismos gobiernan. O a esta altura, desgobiernan. 
 
Muy desconectado de esta realidad política y escandalosamente desconectado de la realidad de la calle, el presidente no tiene mejor idea en el contexto en que se vive, que aprobar la polémica compra de un nuevo avión presidencial. Mientras medio país es pobre y la inflación escala a tres dígitos anuales, el presidente se compra un avión. Señor, lo que vuela son los precios, mientras usted no toca tierra. Es tan falaz el argumento de que no puede viajar en vuelos comerciales que sólo con repasar la presidencia de Macri, queda desmentido. En tiempos de austeridad y ajuste, lejos de dar el ejemplo, Alberto Fernandez, usa la lapicera para firmar su impudicia. ¿Creerá que esto es una forma de mostrar poder? Estigmatizan al que viaja con su propio dinero en nombre de la falta de dólares y el presidente se gasta 22 millones de dólares que pagan los contribuyentes en un avión. Será que quiere disfrutar a pleno sus viajes en el último año que le queda de gobierno. En definitiva, es en las giras internacionales es donde todavía se siente presidente. Porque fronteras adentro, manda Cristina. 
 
Cristina Fernández derrama su lluvia ácida a todos los poderes mientras se complica su frente judicial. Está decidida a profundizar el conflicto de poderes en pos de su impunidad. Y sabe además que las elecciones del año que viene, si se mantienen las actuales tendencias, dejarán al kirchnerismo sin esta fuerza de bloqueo, porque perderá bancas en el Congreso. Por eso usa a fondo su poder de pinzamiento. El plan no sólo es tierra arrasada en la economía, sino caos institucional a la máxima potencia. Su situación personal es el centro de gravedad de la política y no los graves problemas del país. Y los argentinos están cada vez más hartos de que la política se dedique a sí misma. Ningún sector debería perder esto de vista. Y mucho menos el oficialismo que puede estar ante su máxima debacle. El poder que aún mantienen proviene de una foto vieja. Destruyeron todas las expectativas que generaron al volver al gobierno y son los causantes de una crisis que para varios analistas supera incluso a la de 2001. Y saben que se acaba el poder, por eso siembran el caos. 
 
Otro de los grandes argumentos de la victimización de Cristina queda en off side con la crisis: ella dice que la persiguen por favorecer a los que menos tienen, pero gobiernan hace tres años y los que menos tienen, tienen menos que nunca. Hasta los planes sociales están cuestionados por miles de irregularidades. 
 
Así arranca diciembre y apenas vamos por el día 2. A lo largo de este texto no mencioné ni una vez el Mundial de Qatar o los goles de Messi. No hace falta. Es tanta la mugre y la malaria que no hay mundial que pueda sacarla de foco. Es curioso: los argentinos, como su selección de fútbol, tienen los pies sobre la tierra. Están en una frecuencia mucho más adelantada que la de este gobierno de decadentes.