Jueves, 08 Junio 2023 15:23

Para Sanz el que rompe se cava su propia fosa

No hay tregua. Ni en el gobierno ni en la oposición. Ni en las internas ni entre ellos. Pero las internas hasta el cierre de listas serán aún más encarnizadas que la pelea entre los espacios.

En una resistencia a la que pocos le asignaban chances, el Presidente, parece decidido a insistir con una PASO en el peronismo, a pesar del pedido de los gobernadores y ya se pone el traje de jefe de campaña de Daniel Scioli. Del lado del cristinismo, les fue necesario amucharse con las provincias para presionar por un candidato único, pero ni eso convenció a Alberto Fernandez que parece por ahora decidido a saborear el caramelo de la venganza y dejar como legado lo que él llama pomposamete “democracia interna en el peronismo”.

Sergio Massa que hizo de emisario interesado en la Rosada sin resultados favorables, aún bracea para conseguir plata del Fondo, no rinde su sueño de ser candidato presidencial, y está dispuesto a presionar amenazando con partir del Frente de Todos con su Frente Renovador. Sólo falta que también diga que quiere irse con Schiaretti.

En Juntos por el Cambio, la entrada de Jose Luis Espert es sólo una fumata blanca en medio de una guerra electoral que entra en su fase ideológica.

Hoy Larreta y Bullrich parecían blancas palomitas dándole la bienvenida al liberal.

 

Hay algo cierto. Las discusiones que se trabaron por la candidatura presidencial de Espert, que algunos miran con sospechas como una trampa de Larreta para sacarle votos a Bullrich, habían empezado hace bastante y cuentan con una diferencia contundente frente al caso Schiaretti. Espert nunca se alió al kirchnerismo, al contrario: fue de sus más acérrimos opositores. Y de haber estado dentro de Juntos por el Cambio, en las elecciones de 2019, la distancia se hubiera achicado aún más que el famoso 41%.

 

La fumata da aire pero no tanto. Dentro del radicalismo hay una facción que se encolumna con Larreta y otra fuertemente aliada a Bullrich.

Un importante dirigente del partido que no responde a Morales afirma que lo de Schiaretti fue un “blooper” y que “es una operación fracasada”. Del otro lado dejan trascender que no se rinden y hasta anda circulando un nuevo nombre para la coalición que sería “Hacemos Juntos”. Se les olvidó la palabra Cambio en el camino.

Pero la batalla también tiene otro trasfondo, que mezcla cuestiones ideológicas con cuestiones personales. Del lado más duro, al tándem Lousteau, Morales, Larreta, Lilita, los llaman los “progres marchitos”, pero la que puso en on las palabras más envenenadas fue Elisa Carrió, quien especificó cómo es la divisoria de aguas.

 

El espacio de centro al que se refiere la líder de la Coalición Cívica y en el que ella se enrola, es el que lidera Horacio Rodriguez Larreta con los radicales.

Cuando describe al otro espacio, la gravedad de las acusaciones de Carrió habla por sí sola de la magnitud del conflicto interno.

 

A Elisa Carrió sólo le faltó decir “Macri vos sos la dictadura” y que a Santiago Maldonado lo mató la Gendarmeria, todo muy kirchnerista. Si realmente piensa lo que dijo de Macri debería explicar por qué se queda en una coalición con semejantes aliados.

Días atrás Macri se la tomó a risa y respondió que es Batman.

 

Pero la cosa no viene de chiste sino de escalada. Un dirigente importante de Juntos por el Cambio afirma que Lilita es una espada mediática de Horacio y que perdió objetividad desde que es financiada por Larreta.

No es casual que Elisa Carrió no nombre a Patricia Bullrich. Primero porque la estrategia es mostrar que Bullrich responde a Macri. Pero, segundo, quienes conocen la historia, saben que nunca quedó zanjada la vieja rivalidad entre ella y Patricia que llegaron a compartir un mismo espacio político, pero se alejaron. Dicen que Lilita no soportaría que Patricia sea presidenta. Eso también la une a Horacio.

Al bajarse de la candidatura presidencial Macri les dijo a Larreta y Bullrich: “Yo no soy presidente en las sombras, ahora que me bajé, siéntense ustedes”. Pero Horacio se niega a reconocer a Bullrich como su rival. Horacio necesita que su pulseada sea con Macri y bajarle el precio a Patricia. Ella, elige concentrarse en su relación con la gente y espera a que la pelea se de en las urnas, cuando, se queden “solos, cara a cara, en el cuarto oscuro”.

Sobre la posibilidad de una ruptura le preguntaron al líder fundador de la coalición que se mantiene en silencio, y Ernesto Sanz contestó: “acá, el que rompe, sólo se cava su propia fosa”

 

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