Miércoles, 07 Junio 2023 15:42

Los que quieren cerrar la grieta con el peronismo y terminan abriéndola con sus aliados

Juan Schiaretti llamó a terminar con la maldita grieta mientras dejaba atrás humeantes rajaduras en el piso y las paredes de Juntos por el Cambio.

“Parece que a la novia no le avisaron del matrimonio”, dijo irónico un operador político. Juntos por el Cambio venía de 48 horas febriles por la sorpresiva propuesta de Larreta de incorporar a Schiaretti cuando el cordobés dejó a todos en off side. Uno de los ideólogos, el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, se enteró al aire, y terminó confirmando una reunión y una intención.

Morales: Yo hablé con él la semana pasada y la idea es cambiar el nombre.

¿Bajo qué lógica podía ser posible que una coalición que aún aparece primera en las encuestas se ponga en crisis por la inconsulta propuesta de ampliación a un peronista que está a punto de perder el poder en su provincia, donde esa misma coalición acaba de ganar bastiones claves y lo tiene de opositor en elecciones inminentes?

Hay días en que Nicolás Maquiavelo se pondría colorado en Argentina. Ya se sabe que su gran hallazgo fue advertir con todas las letras que la acción política no siempre se condice con la moral, con las reglas, ni con el bien. Pero aún sabiéndolo, algunas escenas hacen doler los ojos.

Es muy curioso pero los que dicen querer cerrar la grieta con el peronismo terminan abriéndola con sus aliados.

En los hechos Horacio Rodriguez Larreta está trabajando en construir otro espacio, eso es la Nueva Mayoria de la que habla, y su competidora directa, Patricia Bullrich hoy salió a hacerlo responsable de una ruptura.

 

La operación Schiaretti terminó de tomar forma en una cumbre tripartita con Larreta y Morales donde acordaron avanzar en el llamado Frente de Frentes. La movida subterránea emergió el domingo de elecciones municipales en Cordoba con un comunicado publicado por el propio Jefe de Gobierno pidiendo una Nueva Mayoría.

Bullrich la calificó de “bomba”, y el ex presidente Mauricio Macri, lo consideró una falta de respeto a los cordobeses.

 

“El que patea el tablero es el que va perdiendo”, dijo Macri en privado. Los larretistas le sacan en cara su vieja amistad con Schiaretti. ¿Cómo antes quería sumarlo y ahora no?, dicen.

Pero, ¿Qué hay detrás de este terremoto que afecta la confianza en la principal coalición opositora? ¿Cómo es esto de que para tener futura gobernabilidad se ponga en riesgo la presente gobernabilidad que es la de la convivencia interna en Juntos por el Cambio?

 

Volviendo a Maquiavelo, hay una sola cosa que siempre explica la acción política: obtener el poder. Para Juntos por el Cambio la PASO es la que define quién tendrá la chance de ser presidente. Es la madre de todas las batallas. Pero en un nivel más amplio, la ansiedad tiene también un matiz ideológico a futuro. Los sectores peronistas, radicales de centro izquierda y progresistas, ven con recelo que la asunción de Bullrich termine relegándolos e implique una alianza natural en el futuro con los libertarios de Milei. A eso había obedecido el bloqueo a Milei para entrar a la coalición aún cuando el economista deploraba esa posibilidad.

 

¿Qué puede pasar ahora? Si la avanzada de Larreta no le reporta ningún triunfo simbólico sólo terminará dañando más su perfil en la interna. Entonces es de esperar que se enfervorice la lucha administrativa para lograr al menos la entrada de Jose Luis Espert a la coalición. Es notable el empecinamiento y la energía que pone el larretismo en esta cuestión al tiempo que niegan que sumar a un presidencial duro sea para perjudicar a Bullrich.

 

¿Puede Larreta romper? La movida sería demasiado riesgosa. Depararía casi un natural acercamiento del PRO y un sector radical a los libertarios y la suma de fuerzas, haría peor el remedio que la enfermedad.

Hay un punto en el que Horacio es fiel a sí mismo, aunque le implique demoler las lealtades en su partido. Él dijo alguna vez en privado: “Quiero ser presidente como yo quiero ser presidente”. Eso significa el famoso acuerdo del 70% y cerrar la grieta, algo que no parece desatar pasiones en su espacio que lleva por nombre la palabra Cambio. ¿Qué se puede cambiar si hay que sumar 70% de acuerdos? En el Congreso viene siendo una mayoría imposible.

Juntos por el Cambio tuvo como aglutinante la lucha contra el kirchnerismo, la defensa de la república y el cumplimiento de la constitución. Esos valores republicanos contuvieron a sectores ideológicamente dispares en una paleta que va de la centro izquierda a la derecha. Para poder mantenerse unidos dependen del cumplimiento de las reglas internas y eso es lo que se está crujiendo ahora.

El tiempo para este espectáculo irresponsable y maquivélico tiene fecha de vencimiento el 14 de junio cuando cierren las alianzas y luego el 24 de junio cuando cierren las listas. Cuidado con las secuelas de las heridas.

 

La política parece llegar a su cima más encarnizada cuando lo que se suele hace tras las cortinas comienza a mostrarse sin tapujos. La diferencia con los tiempos de Maquiavelo es que en ese entonces había príncipes, y ahora, son los castigados ciudadanos de un país en bancarrota los que ponen o quitan la corona. La trampa al final siempre se la hacen a ellos. ¿Un consejo? Dejen de provocarlos. 

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