Martes, 06 Junio 2023 15:48

Horacio es un candidato en el espacio equivocado

Volvé a escuchar el comentario editorial de Cristina Pérez en #CristinaSinVueltas.

El poder no cambia a los candidatos, los muestra tal cual son. Los desnuda. Y el efecto que va teniendo el sinceramiento al que obliga el cierre de alianzas y listas es como un striptease sin pudores donde uno ve de qué es capaz cada quien con tal de obtener el poder.

Ahí anda Massa que otrora iba a meter presos a los de La Cámpora escoltando a Máximo Kirchner en su viaje iniciático a China. Y mostrándose capaz de todo para que la señora reconozca que es el que más chance tiene de atraer votos del centro: desde conseguir sobreseimientos a rendirse ante Xi Jinping y al mismo tiempo conseguir la guita del Fondo.

Ahí anda Cristina Kirchner, que después del costoso show del operativo clamor no puede aún desactivar la Paso en el peronismo, contando los porotos para intentar retener la provincia de Buenos Aires y ver si una carambola por torpeza de torpes que no faltan, le permite volver a tener la presidencia.

Eso sí, ahora que saben que tener un delegado puede resultar un fiasco, idearon algo increíble: “que el candidato es el proyecto”, eso dicen. Como si sirviera cualquier muñeco que sume el tercio para entrar al ballotage al que luego le inserten el software de Cris y simplemente obedezca con delirios como  nacionalizar las exportaciones de granos. Pero claro, hay problemas mucho más cercanos que les titilan con luz roja: la inflación cerca de dos dígitos y la economía radiactiva después de las PASO. Todavía hay que terminar el mandato del presidente que no fue y el único plan es el plan Llegar.

Ahí anda Horacio Rodriguez Larreta que hace tiempo dejó de actuar como si perteneciera al PRO, jugando primero para Lousteau y ahora para Schiaretti con el supuesto ánimo de ampliar que por ahora lo está llevando más que a ampliar a dividir y no se sabe si a romper. Hay algo que Larreta aún no se atreve a nombrar del todo: él no se identifica con su propio partido, que es el que fundó Macri y busca cambiarlo agregando componentes exógenos. El relato de enfrentar a Macri es vendible para votantes antimacristas, pero no para los votantes del PRO. Y eso genera una reacción natural de los votantes históricos que le son refractarios. El está más cómodo con algunos sectores radicales, con Lilita y con cierto peronismo, pero el problema que tiene es que el votante Pro no acepta esa nueva genética. Y la interna que tiene que pasar es esa, la del Pro. Por eso le resulta imprescindible que la metamorfosis ocurra antes de las PASO y ya no disimula que está dispuesto a forzarla si es necesario.

Aquí surge una cuestión ineludible: ¿a la identidad de los espacios se la cambia desde las cúpulas o nace de la demanda de las bases? ¿Coalición electoral o coalición de gobierno? ¿Cambio o cambiar todo para que nada cambie?

Ahí es donde choca con la realidad y no sólo con Patricia Bullrich. Hace dos o tres años Horacio ganaba caminando con gestión y moderación. El que votó al Alberto moderado hubiera votado al Horacio moderado. Hoy, el electorado opositor tiene otras demandas que en Juntos por el Cambio encarna Patricia Bullrich y en una versión radicalizada corporiza Milei. Por eso, Horacio solía decir que Milei era su mejor aliado, lo mismo que dice Cristina. Su problema es que los votos que él podría capturar son más afines al peronismo o sectores progresistas que a su propio espacio. Horacio es un candidato en el espacio equivocado y esa es su urgencia.  

Lo que atribula aún más a los armadores de todos los espacios es que hoy no hay oráculo que otorgue certezas sobre el comportamiento electoral en un escenario de tres tercios fluctuante y por eso, los experimentos están a la orden del día.

Ya vimos escenas de infidelidad a cielo abierto y ahora aparecen las de poliamor explícito. Antes del cierre de listas, no hay que extrañarse de que en la pantalla se proyecten las triple xxx con total naturalidad.

 

 

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