Cristina Kirchner quiere dejar condicionada a la Corte Suprema antes de irse del poder. Casi como una admisión de que el objetivo máximo de este gobierno fue asegurar su impunidad, la vicepresidenta intenta hasta último momento, y con tiempo de descuento para volver al llano, que la Comisión de Juicio Político de Diputados emita dictamen acusatorio contra cuatro jueces del Máximo Tribunal. En las últimas horas llegaron a cambiar la integración de la comisión para asegurarse los 16 votos que les permitan avanzar. Salieron dos diputados massistas y entraron dos kirchneristas que se suman a otras cuatro modificaciones para no tener fisuras. Tienen que ser expertos en lectura rápida para asimilar las dos mil páginas de acusaciones y votar.
Cristina busca dejarle el campo minado a la Corte, aunque sabe que no tiene los votos en el recinto para avanzar con la iniciativa. Pero el dictamen le permitiría que quedara latente un botón rojo, una especie de espada de Damocles cerniéndose sobre los supremos durante todo el año en que la iniciativa conserve estado parlamentario.
Sagaz como pocos y urgida por un frente judicial plagado de calamidades, Cristina Kirchner hace su última avanzada a sólo 12 días de dejar el poder. No le importa que esto sea una palanca que eventualmente le sirva a Javier Milei si quisiera condicionar a los supremos. En la Corte el mensaje del futuro ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona sonó como música para sus oídos al decir que el juicio político era “infame”. Más bien, Cristina intenta dejar a mano una herramienta disponible que si la oportunidad vuelve a serle favorable ella no dudará en usar. Sabe que el Congreso será un escenario de contienda permanente del nuevo gobierno para intentar lograr mayorías y que si la gobernabilidad fallara sería el eje de gravedad del poder.
En paralelo, kirchneristas de paladar negro en el Senado buscan quedarse con la presidencia provisional. Cristina hace de policía bueno pidiendo respetar la tradición de darle ese lugar al gobierno electo, pero Jose Mayans, un senador fiel a la señora, reclama con voracidad ese lugar en la línea de sucesión y hasta la administración de la Cámara Alta. El plan destituyente está a la vista, y el Club del Helicóptero no oculta sus intenciones.
Por eso resulta clave a quién designe el Presidente electo en ese lugar. Se mencionó a Alejandra Vigo, esposa del gobernador Juan Schiaretti. Eso no sólo consolidaría la alianza de Milei con el mandatario cordobés que ya tiene lugares claves para sus hombres en la nueva administración, sino que sería un puente hacia el peronismo. Está claro que el libertario no quiere depender sólo del PRO, pero además que con el PRO no le alcanza. Necesita hacer pie en el peronismo y en ese sentido también debe leerse la continuidad de Daniel Scioli como embajador en Brasil. En un peronismo sin liderazgo claro, y siendo un movimiento cuyo campo magnético es el poder, muchos se sentirían tentados de darle masa crítica al nuevo gobierno. Eso es lo que quiere evitar Cristina.
También en este sentido hay que leer las tensiones en Diputados en torno de quien ocupará la presidencia de la Cámara. Los nombres de peronistas como Martin Menem y Florencio Randazzo pertenecen a la misma partitura. Por algo Cristina Kirchner buscó cerrarle el camino a su ex ministro de Transporte. Ella sabe que Milei está buscando partir el peronismo y que no le será tan fácil a ella liderar desde el llano ni forzar el liderazgo de Axel Kicillof. Quedarán vacantes las presidencias del PJ a nivel nacional y en la provincia después de la derrota electoral como dejó en evidencia el pedido de renuncia del intendente Fernando Grey. Javier Milei ha insistido en varias entrevistas recientes en que él no es gorila como Macri. Quien quiere entender que entienda.
También puede ser leída esta pulseada como la antesala de la negociación final con el ex presidente a quien Milei ha elogiado una y otra vez, pero cuidando que nadie piense que él puede ser un títere de alguien. También ha insistido en que el apoyo de Mauricio Macri fue incondicional, una forma de decir que no aceptará condiciones. También el ex presidente dejó trascender que él no pidió ningún cargo de los que están en danza. Es casi seguro que cuando regrese de los Estados Unidos, ambos vuelvan a reunirse. Después de todas las idas y vueltas, el acuerdo se sellaría con la presidencia de la Cámara Baja para Cristian Ritondo.
Javier Milei quiere terminar la semana dando las puntadas finales a la conformación de su gabinete y a la nueva configuración del Congreso. El silencio de estos días buscó apagar los ruidos de la semana pasada que mostró una dinámica un tanto caótica.
Otra aspiración para el inicio de su gobierno es poder anunciar la obtención de fondos frescos para arrancar con un respiro los tiempos de ajuste fiscal y sobre todo el recalentamiento de la inflación para evitar una hiper apagando el fuego de las Leliqs. Otro de sus objetivos es una asunción con presencia multitudinaria en las calles para mostrar su verdadero poder que es el de los votos. Y que en ese baño de multitudes esté latente su capacidad plebiscitaria si las cosas se ponen difíciles. Ya recorre las redes un meme donde el Congreso se ve rodeado de un millón de leones.
Cristina Kirchner, que alguna vez se asumió como casta política busca dejar en claro con sus ampulosos ademanes de poder residual, que la casta no tiene miedo, como decía en un discurso en La Plata, el año pasado, muy enojada.
En aquél entonces era inimaginable que Milei ganara las elecciones. Si al libertario le va bien, a ella se le viene la noche. Por eso busca hasta el último minuto del mandato, dejar un campo minado, para la gobernabilidad y para la justicia. Tal vez en el fondo, algo de miedo tiene.