Nadie dijo que iba a ser fácil. Pero en medio del ajuste, los padecimientos y algunos interrogantes a futuro se destacan en la discusión pública por sobre las cosas que al gobierno le van saliendo bien. Eso es lo que quiere poner en valor el presidente un día antes de lo que será tal vez la marcha más importante en su contra.
¿Cuántos hubieran dicho hace cuatro meses que la inflación iba a llegar a un dígito en el mes de Abril? De hecho, se calcularon los precios de la economía con la proyección de un dólar a dos mil pesos y ahora, de a poco empiezan a mantenerse algunos precios y a retrotraerse otros. El presidente Javier Milei mostrará como un hito, la baja de la inflación y el haber evitado una híper, además del logro de los superávits gemelos que no se alcanzaban desde 2008 y la acumulación de reservas del Banco Central que sacó del rojo de 14 mil millones de dólares que heredó del gobierno anterior. Estos avances son los que mantienen a raya la paciencia social y la aprobación de Milei.
En términos económicos, las incógnitas tienen que ver con la sustentabilidad del ajuste, por una eventual baja de los ingresos fiscales como consecuencia de la recesión, y con cuánto falta para empezar a ver indicios de recuperación. El gobierno también espera ingresos por el campo que demora la liquidación por el atraso del dólar pero que no puede demorar para siempre porque la soja está en baja. También espera ingresos por la aprobación de la ley Bases que incluirá el rezagado paquete fiscal.
Nadie puede decir que Milei no había advertido sobre la motosierra. Pero eso no implica que los costos del ajuste no duelan y mucho. Y en ese costal es donde entró de lleno la polémica por los aumentos de los senadores.
El presidente cree que en un momento en que la gente está bancando el ajuste, los políticos deben acompañar desde la ejemplaridad. La ministra Bullrich le puso su explicación a la decisión política: “No está bien que un ministro gane lo que gana. Pero no están bien todos los sueldos en la Argentina. Si los sueldos no están bien, seamos nosotros empáticos con la sociedad que hace un esfuerzo para llegar a un camino en el que los sueldos sean razonables.”
¿Cuán largo es el camino para que los sueldos sean razonables? Esa es la cuestión. El conflicto con las prepagas mostró que el gobierno está alerta a las señales de tolerancia que vienen sobre todo de los sectores que lo votaron. Y no esquiva ningún conflicto, es más los genera, en todo lo que hace a su batalla cultural. En ese terreno se inscribe la polémica con las universidades.
¿Quién puede estar en contra de defender la educación pública? ¿Pero qué es defender la educación pública? El gobierno insiste en la necesidad de llevar adelante una auditoría sobre cómo se gastan los recursos ante los reclamos de fondos de la UBA que advierte sobre su supervivencia por la falta de dinero. La realidad es que por la autonomía que les reconoce la Constitución el Poder Ejecutivo no puede controlar a las universidades y la fiscalización le corresponde a la Auditoría General de la Nación. Pero el gobierno parece decidido a entrar de lleno en la discusión sobre esa caja. Hoy el vocero presidencial esto dijo a un día de la marcha.
La ministra Bullrich habló de la burocracia extrema y de los kioskos en la universidad pública. Se preguntó cuánto le llega a cada estudiante del presupuesto universitario y si eso se calcula por los estudiantes que entran o por los que se reciben. La discusión por las universidades es también terreno del choque político con Martín Lousteau alineado con Emiliano Yacobitti, referente de la Franja Morada, la corriente de la UCR en las universidades. Ambos suelen ser señalados por sus manejos en las universidades y el posible financiamiento para la política que obtienen del control de los claustros.
Desde la vergonzosa sesión de aumentos de sueldos en el Senado, Martin Lousteau, quedó otra vez en el ojo de la tormenta, con su voto solapado con la mano escondida. Ahora con una dieta de más de 7 millones de pesos, saldrá a marchar como si nada en defensa de la educación pública.
Muchos se preguntan si es necesario que el presidente abra tantos frentes de conflicto: con la Corte, con los periodistas, con el Congreso. En aquel cuadrito famoso que trascendió luego de su discurso de apertura de sesiones, si la Ley Bases no salía, se abrían tres globitos que decían Conflicto, Conflicto, Conflicto. Entre las cosas que dirá esta noche Milei, dejará claro que todo lo que hizo lo hizo a pesar de un sistema que ya tiene el récord de convertirlo en el primer presidente al que no le votaron ni una sola ley y al que le hicieron paro antes que a nadie.
¿Pero hasta cuándo le rendirán los conflictos al presidente que está convencido de salir fortalecido de esos choques? Todo indica que solo en la medida de que sus promesas económicas se cumplan. Y en ese sentido, ahora es clave que salga la Ley Bases. Si finalmente eso ocurre, como muchas fuentes aseguran, sería bueno que se marche hacia una relación más constructiva, de cara al Pacto de Mayo. La sociedad está demasiado exhausta y mirándolos a todos. Lo del Senado hizo sentir a la gente más sola que nunca. Es de esos fraudes morales, como la fiesta de Olivos, que no se olvidan más.