Miércoles, 05 Abril 2023 15:45

"Teorías conspirativas para no hacerse cargo"

Escuchá el comentario editorial de Cristina Pérez.

El kirchnerismo es experto en convertir todo lo que le pasa en combustible para la hoguera de la grieta. No importa que se trate de la muerte de un trabajador inocente masacrado en medio del desamparo en un territorio que ellos, gobiernan. La grieta multiuso también le sirve para no hacerse cargo de lo que es responsable.

La semana pasada la vicepresidenta vinculó a un senador republicano de los EEUU con su proscripción y en la misma línea mencionó el atentado en su contra y el alegato del fiscal Luciani. Ahora la teoría conspirativa vuela desde el país del Norte a La Matanza y el crimen de Daniel Barrientos es relatado como una trama que involucra a Patricia Bullrich, por mencionar la inseguridad en los colectivos al hacer campaña en la zona. La versión que también incluye al ex diputado Gerardo Millman y al atentado contra la vicepresidenta es expuesta por el propio gobernador de la provincia Axel Kicillof, en un canal afin de televisión...

Pero entre los que salieron al cruce de estas versiones no sólo está la principal involucrada política que es una candidata a presidente sino también, fuentes inmediatas al hecho. Daniela, la hija del colectivero asesinado, -que además era policía bonaerense-, rechazó las especulaciones y describió lo ocurrido como “un hecho de inseguridad”.

Pero también les preguntaron a ella y a Isabel, la hermana de la víctima, sobre las versiones de intencionalidad política lanzadas por Sergio Berni.

La propia Iglesia emitió un comunicado durísimo donde describe a La Matanza como “un territorio liberado o negociado”, “detrás del que operan las grandes mafias de los narcos que han invadido con su negocio nuestros barrios y tienen como soldaditos a nuestros pibes o como consumidores que salen a robar lo que sea para poder ir a comprar la “merca””. El comunicado agrega que el crimen del colectivero “es uno más en la lista de los últimos años en los que ningún barrio ni zona ha quedado exento del robo, la entradera, el apriete, el choreo de celulares a plena luz del día, muchos de ellos seguidos de muerte.”

Este texto fue firmado por los obispos de Laferrere Jorge Torres Carbonell y de San Justo, Eduardo Garcia.

Pero la intención de cambiar el enfoque de lo que incluso todos vimos en vivo por televisión comenzó desde el minuto uno, cuando Sergio Berni a quien rescató la Policia de la Ciudad de un linchamiento seguro, afirmó que en realidad los uniformados porteños lo habían detenido, cuando hasta en los videos se escucha que se fue pidiendo que le busquen la zapatilla luego de quedar arrinconado y sin salida.

Pero yendo más allá. Si incluso el hecho tuviera un trasfondo político, la policía no disuadió y no impidió que a quien haya matado a Daniel, le bastaran unos pocos segundos para disparar y escapar.

La táctica de la confusión es un excelente escudo para negar las responsabilidades. Horas atrás, el gobernador había usado la misma estrategia al conocerse el juicio en contra de Argentina por la estatización de YPF que le costará miles de millones de dólares al país. “Estamos ante una embestida buitre. La derecha quiere volver a privatizar YPF”, afirmó. A su posteo lo retuiteó Cristina. Del dineral que se deberá pagar por sus errores, no dijeron nada.

En estas horas, Argentina perdió otro juicio y deberá pagar otros 1330 millones de euros por manipular índices oficiales. Las maniobras investigadas también fueron durante la gestión de Axel Kicillof en Economía, aunque esta vez el que interviene es el Tribunal Superior de Londres. En cualquier momento sale otra teoría conspirativa que incluya al Rey Carlos III de Inglaterra o a los Rolling Stones.

Pero volviendo al crimen a sangre fría del colectivero, a todo lo ya expresado se suman las dudas en torno de los detenidos y la sospecha de que se trate sólo de perejiles. Si esto fuera así, se habrán perdido horas vitales para encontrar a los verdaderos responsables. Ojalá en las próximas horas haya alguna precisión. Porque sino en medio de tanto ruido, quedará flotando la pregunta más terrible de todas: ¿Le importa a alguien la vida que le arrancaron a Daniel de un tiro en el pecho?