Como para que no queden dudas del increíble operativo despegue del kirchnerismo duro, en estas horas, Máximo Kirchner líder de La Cámpora, dijo “El cambio somos nosotros” y “la Argentina sí puede”: si alguien quería confirmar que la última contorsión del relato es hacerse pasar por la mismísima oposición mientras ocurre el desastre que ellos provocaron, aquí tiene la muestra.
Ellos, que gobernaron 16 de los últimos 20 años son el cambio. Ellos que trajeron de vuelta la inflación y sólo tienen para ofrecer las mismas recetas que no funcionan como el congelamiento de precios, son el cambio. Increíble. Increíble que crean a la sociedad así de estúpida. Ya la engañaron en 2019 con el Alberto Moderado y ahora usan, sin ponerse colorados, los slogans de Macri. Realmente esta no la teníamos.
Pero es ante todo un signo de desesperación. Porque La Cámpora, por ahora no se salió con la suya y tendrá que ir a internas y ver si al menos mantienen los propios. Todo vale. Lo primero que dice el manual es que deben despegarse de lo que ande mal y seguir negando que este presidente y este gobierno es de ellos, de todas las maneras posibles. Si también cabe, hacerse los giles con el ministro de economía, pero no tanto como para que cunda el pánico.
Eso sí, de lo único que no se despegan es de las cajas. Intocables las cajas de La Cámpora para el supuesto ajuste del año que viene. ¿Se acuerdan cuando Massa era super ministro y prometía bajar el gasto? No habrán creído que eso incluía el botín de los muchachos. Jamás. Aerolineas, el correo, la Anses, el Pami, Enarsa. Por ahí no pasa ningún ordenamiento y sus presupuestos superan incluso la inflación estimada de 60% según el presupuesto. Menos mal que son el cambio: se despegan del gobierno pero no de las suculentas cajas. Máximo dice que son el cambio, pero manejan las cajas más importantes. Es la última mentira de los mismos de siempre. Ellos no son el cambio de nada, son el gobierno y son responsables del desastre económico que termina este año con más de 100 por ciento de inflación y el poder adquisitivo destruido. Pero hay que tomar nota del descaro, la mitomanía y que son capaces hasta de tomar el discurso de la oposición a la que deploran al punto de acusarla de un atentado político aunque sea con pruebas forzadas. No tienen absolutamente ningún límite.
Entonces, dicen que son el cambio y se despegan de todo menos de la guita. Es un falso pase a la clandestinidad en su propio gobierno mientras siguen haciendo clink caja.
Hoy se conoció que el gobernador Kicillof recibió 203 mil millones de fondos discrecionales entre enero y septiembre, es decir fuera de presupuesto, y los intendentes unos 34 mil millones. No contentos con eso ahora reclaman otros 100 mil millones y en esto todo indica que Massa, Batakis o Guzman son un solo corazón. Todos firmaron prestos y comedidos la plata de la gran caja de la política bonaerense.
Cuando dicen que son el cambio por ahí se refieren al tipo de cambio que ya tiene más de 15 versiones y ahí lo de que son el cambio suena más claro.
Esta semana volverá a conocerse el índice de inflación y todo indica que superará el 6,2% de septiembre bordeando el 7%. El último hit para mostrar que hacen algo al respecto es una receta vieja que no funcionó nunca: el congelamiento de precios, al que quieren disfrazar de acuerdo amplio con las empresas y que Massa negó hace menos de un mes pero que tuvo más avisos que tarjeta vencida. Fue el congelamiento más anticipado de la historia o sea que lo más probable es que los alcanzados se hayan preparado para eso, con un colchón del que ahora los funcionarios ligeramente se asombran cuando fue un secreto a voces, el novedoso plan de más de lo mismo.
Lo obvio aquí es que si tenes que hacer un congelamiento es porque todo lo otro que prometiste no funcionó para anclar las expectativas inflacionarias. Ni el ajuste, que sólo hacen los jubilados y la clase media, ni el dólar soja al que sólo le quieren meter mano para nuevos planes platita. El congelamiento es otra muestra de que fracasaron y de que con humo no se gobierna ¿Qué buscan? Mostrar que hacen algo, generar una mínima sensación de solución y repartir lo que puedan que es en lo que verdaderamente creen para ver si salvan un poco la ropa en las elecciones.
La otra pata de eso es quién controla las candidaturas. Y Cristina busca hacer valer su liderazgo mayoritario una vez más ante las facciones que piden su tajada para asegurarse espacios de poder cuando eventualmente ya no estén en el gobierno. Esta semana veremos el despliegue de un acto que la tendrá como protagonista y contará con toda la parafernalia de un lanzamiento de campaña. Que se crea que ella va por la presidencia es ordenador: eso piensan y además así buscan también atenuar o desafiar lo inevitable que es el impacto de las decisiones judiciales.
En la desesperación por no haber conseguido poner a la justicia de rodillas, Cristina Kirchner volvió a demostrar que no le importa nada. Ni acusar de un crimen político a la oposición ni desobedecer un fallo de la Corte con el tema del sillón del consejo de la magistratura, que, aunque insista en desoír, no evitará que el consejo funcione.
El problema con la señora Kirchner es que está decidida a llevarse puesto lo que sea con su poder residual que todavía es muchísimo.
Este mes llegará con malas noticias desde los tribunales y todo lo que vimos fue apenas la preparación para el fragor de su guerra judicial que es lo único que le importa.
Esta semana se conocerá la inflación y nos preguntaremos qué festejan el día del militante en este contexto. Antes que alentar su candidatura en medio de este desastre, Cristina Kirchner debería pedir disculpas. Todo lo que pasa lleva su firma y Massa no modificó el guión. Siguen los controles de precios, siguen los planes platita, sigue el dinero discrecional y sigue La Cámpora atornillada a todas las cajas. Menos mal que nos dijo Máximo que son el cambio, sino pensaríamos que están haciendo exactamente lo mismo.