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Miércoles, 16 Noviembre 2022 11:27

"El drama de la crisis resumido en la muerte de un niño que buscaba comida en un basural"

Escuchá el comentario editorial de Cristina Pérez.

La inflación es el peor impuesto contra los más pobres, que gastan la mayor parte de sus ingresos precisamente en alimentos. Y por eso su suba es directamente proporcional a la suba de la pobreza. Como una condena lapidaria que no tiene pausa. Cada mes, con la escalada de los precios, más y más familias caen a ese abismo de la necesidad en el que ni siquiera se cuenta con lo necesario para comer. 
 
La muerte de un chico de 8 años en un basural al que había ido a buscar comida, ofrece una postal aumentada de la desgracia. Hermanito de otros 7, y como muchos niños del precario barrio San Martin de Paraná, le hacía ávida guardia a los camiones que llegan al basural llamado El Volcadero, especialmente a los que vienen con los desechos de las casas de comidas rápidas. Chicha, como todos le decían, se colgaba de esos recolectores para entrar al montículo donde podía encontrar algo para comer, quizás una hamburguesa. En el lugar describen situaciones durísimas: esa es ya una costumbre para decenas de niños de la zona, que en sus excursiones para calmar el hambre corren extremos peligros. Compiten con chanchos por el mismo botín, describió un conocedor a la prensa. Y en el caso de Chicha, sus aventuras de necesidad y de supervivencia no evitaban que estudiara. Un lugareño lo recuerda pidiendo ayuda para su tarea hace sólo unas semanas. 
 
El basural era para Chicha como para tantos chicos de la zona, una fuente posible de alimento o incluso ropa, que mostraban como un trofeo. Las montañas de basura, los exponen al riesgo de lastimaduras, infecciones, o picaduras, pero esta vez la tragedia iba a ensañarse sin piedad. Luego de colgarse en el camión como era habitual, Chicha cayó del vehículo que le permitía entrar a El Volcadero y fue una de sus ruedas la que lo aplastó fatalmente sin que si quiera el chófer se diera cuenta de lo que había pasado, en la negrura de la noche. Hace seis meses un episodio similar podría haber servido de advertencia, pero nadie hizo nada. 
 
La basura, allí, es la fuente de trabajo para la mayoría de las familias que viven en el asentamiento de Paraná, Entre Ríos, y se dedican a la recolección de esos residuos. “Nacer, vivir y morir en un basural”, titulaba uno de los canales de cable, a la misma hora en que se conocía el índice de inflación, que parece no tener nada que ver con la historia de Chicha y sin embargo lo tiene, porque incrementa de manera trágica el riesgo alimentario de millones de argentinos, entre quienes sufren más que nadie los chicos. 
 
Entre las razones por las que desde algunos sectores del gobierno insisten con los bonos a esta altura del calendario, está reducir el índice de pobreza que se conocerá el año que viene. Engrosando a última hora el poder adquisitivo se puede reducir esos porcentajes con un truco contable del mes que se tiene en cuenta para el cálculo. El truco se deshacerá en los meses por venir. Ni sus obedientes ejecutores, piensan que el congelamiento de precios pueda ser un ancla de la escalada. 
 
Hace poco tiempo, en el mes de julio, y cuando la crisis había disparado el valor del blue a más de 300, valores a los que regresó ayer, otro basural había sido noticia por ser azaroso depósito de los dólares ocultos en viejos muebles de una anciana fallecida. En Las Parejas, Santa Fe, los improvisados cazadores de fortuna, no cesaron día y noche de hurgar hasta hacerse con más de 75 mil dólares, un billete que muchos de ellos no había visto en su vida. El albañil que había dado con el inesperado tesoro, apareció abrazado a un bolso con los billetes que decidió compartir con sus compañeros de obra. Y en pocos días los vecinos que emprendían la tarea, ya hablaban de cotizaciones y dólares con cara grande o cara chica, como si fuera la calle Florida. 
 
En el basural de Paraná, que fue noticia por estas horas, el tesoro era más mucho más elemental: comida para no tener hambre. Lo que se tira en negocios de hamburguesas, puede ser para esos chicos un manjar. Para Chicha, con sus 8 años, allí empezó y terminó su historia. Y quizás la conmoción de estas horas tampoco cambie nada como ya pasó. Porque para las familias que allí viven, el basural es al menos una oportunidad frente a no tener nada. 
 
En esa provincia, se registra el segundo peor índice de pobreza del país, en Concordia, que sigue en esa cuenta a Resistencia, Chaco. Pero no es necesario irse lejos para encontrar historias de miseria. Hace poco nos visitó un matrimonio de jubilados a quienes no les alcanza la jubilación para vivir, y que decidieron salir a cartonear para ganarse dignamente lo que necesitan. Wilmar y Stella Maris, prefieren eso a recibir un plan. Una Argentina donde niños y jubilados buscan oportunidades en la basura, tiene como contracara, el ajuste brutal de la inflación o de las jubilaciones, planes sociales truchos, políticos o sindicalistas inexplicablemente ricos, trabajadores pobres, y un estado que mientras todo esto pasa, no deja de engordar sus presupuestos. Hay que volver al año 1991 para encontrar una inflación igual a la que se registró este mes. 6 de cada 10 argentinos, jamás habían vivido un contexto igual. Para Chicha, ya no hay un futuro mejor. Su tragedia empezó mucho antes que el fatídico paso de un camión de basura. Hasta ese momento había sido invisible. Pero en ese mismo momento, ya fue irreversiblemente tarde.