Los precios en los supermercados vuelven a estar bajo la lupa por el conflicto de las tasas municipales pero también por la caída del consumo en el mes de agosto que fue la más alta en 10 años. ¿Cómo hay que leer estos números y cuándo se sentirá la recuperación?
El mes pasado las ventas se hundieron 17,2% en supermercados y autoservicios comparadas con el año pasado.
Estos números surgen de un informe de la consultora Scentia, que sin embargo tienen dos particularidades. Por un lado su titular Osvaldo del Rio hace una salvedad: comparar con el año pasado es comparar con el boom de consumo por el Plan Platita. Otros analistas le suman a este factor el stockeo por la incertidumbre y la inflación que se combinaban el año pasado en medio de las elecciones. También indican que en los próximos meses la vara seguirá siendo alta frente a 2023 porque al comparar con el año pasado se sentirá el efecto de estímulo que habían tenido en el consumo tanto la reducción de ganancias como los distintos bonos extraordinarios en medio de la campaña electoral.
Un dato que llama poderosamente la atención cuando uno mira este mismo informe tiene que ver con lo que pasa en el AMBA. Allí mientras los supermercados muestran caídas del 16,5 % con respecto al año pasado, los autoservicios tienen una suba de 6,5%. La pregunta inmediata es si los autoservicios o almacenes tienen mejores precios que los supermercados como para atraer la clientela. Según el consultor Damian Di Pace los almacenes de barrio tienen mejores precios en algunos productos que los que ofrecen las cadenas y aquí puede haber una pista. Lo que queda claro es que los consumidores tienen la astucia de hacer valer estas diferencias.
A esto se suma la polémica por las tasas municipales. Estos días mostraron cómo las tasas viales o las que se cobran en los supermercados o las boletas de servicios son impuestos encubiertos que terminan engrosando el valor final. Con el aumento de un 3,3% de la tasa de Seguridad e Higiene en Lanus por ejemplo, la incidencia en los precios pasó de 2,36% a 6, y llevó a las cadenas de supermercados a colocar carteles donde se declaraban forzados a aumentar los precios.
En el Ministerio de Economía tomaron el tema como parte de la batalla cultural. La cruzada que comenzó con las tasas en las boletas de servicios hoy continuó con una disposición para que las estaciones de servicio se vean obligadas a informar a sus clientes si cobran tasas municipales sobre el precio de combustible. Deberán exhibir un sticker con la leyenda: “En esta jurisdicción se aplican tasas viales o municipales sobre el precio de los combustibles”. Con las tasas convertidas en un virtual mecanismo para eludir el ajuste por parte de los municipios, la pelea ahora parece enfocarse en transferir el costo político de estos impuestos hormiga a quien los utiliza. El consultor Damian Di Pace arriesga que los vecinos de Lanus terminaran yendo a comprar a Avellaneda, Gerli, Banfield o Wilde, o cruzarán a la Feria de Matadero.
Con respecto al precio en los supermercados el gobierno pide observar lo que pasa en los registros mes a mes porque afirman que las comparaciones con el año pasado son engañosas porque llevan al Plan Platita y mirar julio contra julio o agosto contra agosto termina siendo injusto.
Cuando uno píde las comparaciones mes a mes, la consultora Scentia que no suele realizar este seguimiento pero que como recibe permanentemente esta pregunta, lo está analizando, responde que desde Abril el consumo está estable. Osvaldo del Rio su director afirma que el consumo masivo “ni pierde ni gana. Que podríamos pensar que se trata de una nueva base y esperar que el consumo salga de esta meseta y comience a recuperar”. Por su parte fuentes de la Asociación de Supermercados Unidos aseguran que en las grandes cadenas el consumo está mejorando mes a mes pero levemente. Fausto Spotorno, en tanto, afirma que se está reduciendo la caída en consumo masivo pero todavía no ve indicadores verdes. Lo que sí advierte con crecimiento es el rubro de los bienes durables como consecuencia del crédito. El ejemplo que ofrece es la suba de patentamientos de motos que ya es positiva en Julio y el patentamiento de autos que recortó casi todas sus pérdidas y muestra indicios de cambiar la tendencia. Aquí el motor de la recuperación es el crédito y el regreso de las cuotas.
Con respecto a precios con componente importado que en teoría debían bajar por la reducción del Impuesto País, lo que cualquier consumidor puede notar a primera vista es que hay morosidad en la baja y que esos precios en todo caso no suben, pero definitivamente aún no bajan. Algunos analistas consideran que muchos sectores minoristas de la economía siguen poniendo precios con un dólar más alto en mente que imaginaron en 2000 pesos y que esto funciona en los hechos como una virtual cartelización. Aunque en los hechos implique vender un poco menos. ¿No será hora de abrir la importación en algunos rubros para generar la bendita competencia y romper esta inercia?
Este año terminará con la mitad de la inflación del año pasado pero con el alto costo que impuso la recesión. Independientemente de la aprobación o no del presupuesto, está claro que el gobierno tiene una perspectiva optimista para el año que viene con un crecimiento de 5%, pero la pregunta sigue siendo cuando se notará eso en el bolsillo de la gente y cuando se saldrá de la meseta. Todo indica que los sectores energéticos y el campo más el retorno del crédito son los vectores de la recuperación pero que en el día a día de los consumidores aún se retrasará unos meses. No es casualidad que la pelea por las tasas municipales se produzca ahora. Sin la esperada recuperación en V, más bien buscando una colina verde, el test de la paciencia pasa su prueba final.