El problema no es que los jueces no paguen Ganancias, el problema es que paguen Ganancias los asalariados y que se le rebaje el impuesto a los camioneros por su influencia política y su matonería. Los jueces están protegidos por la Constitución con la intangibilidad de sus ingresos para no ser presa de presiones políticas que a pesar de eso son totales. Pero el problema de la voracidad impositiva es otro: es que el estado gasta lo que no tiene y en vez de ajustarse ajusta a la clase media y a los jubilados.
Es obvio que la avanzada contra los jueces que no mueve el amperímetro fiscal tiene que ver con los objetivos judiciales de la señora Kirchner: venganza y aprietes a los magistrados cuando se acercan definiciones sobre sus casos y una presión inconmensurable para que se jubilen anticipadamente.
En cuanto a los impuestos, seamos claros: nadie va a pagar menos porque otro pague más. El hecho de necesitar más y más ingresos tributarios de todos los sectores lo único que demuestra es que no administran, sino que malgastan... y vaya a saber qué más.
Por lo demás, este gobierno se ha convertido en sus imitaciones. El sumun de esta afirmación fue que el editorial de Victor Hugo Morales, un periodista ultra k sobre el caso Alfa, replicó casi en forma idéntica el último sketch de Ariel Tarico, el mejor humorista político de la radio.
Hasta desde la cúpula misma de economía, el propio ministro Massa, increíblemente se ríe en público de que hace bromas en privado sobre su desafío llamándose a sí mismo, “el plomero del Titanic”. Dejen algo para los humoristas muchachos.
Días atrás fue otro Moyano, Facundo, el que describió con crudeza cuál era el módico objetivo de Massa: evitar un estallido.
La metáfora del Titanic es todavía más dramática porque ya conocemos el final del aquel super barco que se creía un gigante sin par y que en vez de reinar en el mar terminó bajo el océano. Mejor tener cuidado con las bromas que no son graciosas.
Se habla tanto en estos días de Gran Hermano por el Alfa gate, que se pierde otras aristas de la realidad que también refleja la casa televisiva.
Algunos se centraron en la comparación del premio en dinero al ganador con países menos devaluados que la Argentina. Pero a una cruda noción de las expectativas en este certamen la da la familia de uno de los participantes llamado Thiago, en la que tres integrantes se habían anotado por el premio y que ya viven como un logro que el chico pueda disfrutar de lo que llaman los lujos de la casa, en medio de sus tremendas necesidades. La casa de Gran Hermano como unas vacaciones de la máxima pobreza...
Mientras todo esto ocurre, el presidente no tiene mejor idea que creer que su legado perfecto es la honestidad y no tener causas de corrupción como si eso no fuera enrostrarle a su socia que él es diferente. ¿Será tan diferente si se asoció con ella?
Pero bueno, si el presidente piensa eso, no se enojen con los jueces muchachos.
A este paso, a los sincericidios y al fuego amigo se le suma la interna descarnada que deja como veganos a los caníbales. En la eliminación de las Paso que al Frente de Todos se les complica por ellos mismos, el gobierno empieza a dejar ver un problema que excede hacerle la vida imposible a la oposición. Manejar las PASO tiene más que ver con la supervivencia de las facciones que ya dan por segura una derrota. En particular, Máximo Kirchner y su madre, no quieren las PASO porque dejarían en evidencia su propia debilidad en la interna y prefieren quedarse de facto con la lapicera.
La impensada alianza de la CGT con movimientos sociales, en otros momentos, dos antagonistas da cuenta de esto.
El líder de la Fraternidad Omar Maturano dijo que el kirchnerismo “invadió” el PJ –tarde se acordaron- y lo desafió a ir a internas. Dijo que por esto la Central Obrera defenderá las PASO, y hasta analizan armar un partido laborista. Sectores del peronismo que ven al partido vaciado de su bandera por el trabajo también dejan sin palabras al peor de los críticos. Hasta piden democracia interna los que están hace décadas en sus cargos. Milagros del espanto que ya los separa más de lo que los une.
El general Perón decía que los peronistas son como los gatos, que cuando parece que se están peleando, se están reproduciendo. Ahora sólo se están peleando, General, para decirlo de manera gentil, y se están peleando por las hilachas del poder. Lamentablemente eso incluye los fondos del estado del último año de gobierno si a esto se le puede llamar gobierno.
La última salida de un gabinete de clase B en el que nadie quiere estar preanuncia otras deserciones. A Ferraresi lo seguiría Katopodis. Los sueños de reelección del presidente son algo a lo que ni sus imitadores se animaron. Va más allá de lo gracioso, a la esfera de lo increíble.
El humor, para Sigmund Freud es la manifestación más elevada de los mecanismos de adaptación de las personas y sin dudas una forma de hacer frente a las angustias: reírse cuando la realidad da ganas de llorar.
En el poder en cambio, es un indudable signo de decadencia cuando los gobiernos empiezan a parecerse más y más y más, a sus caricaturas.