Murió Quino, el padre de Mafalda, a los 88 años
Miércoles, 30 Septiembre 2020 11:51

Murió Quino, el padre de Mafalda, a los 88 años

Joaquín Salvador Lavado falleció a los 88 años. Ayer se habían cumplido 56 años de la primera edición de Mafalda, la cual se llevó a cabo en Primera Plana. La tira de la pequeña con ideas progresistas se tradujo a más de 30 idiomas.

Joaquín Salvador Lavado, más conocido como Quino, falleció a los 88 años. La partida del creador de Mafalda es una pérdida irrecuperable para la gráfica Argentina. La noticia la dio a conocer en las redes su ex editor, Daniel Divinsky

 

Autor de una obra inmensa, siempre será recordado especialmente por Mafalda, la pequeña niña que se preocupaba de más por su país y por el mundo.

Justamente ayer se habían cumplido 56 años de la primera publicación de Mafalda, que se llevó a cabo en la revista Primera Plana.

Quino nació en Mendoza el 17 de julio de 1932, aunque en los registros oficiales, es anotado el 17 de agosto. Desde su nacimiento fue nombrado Quino para distinguirlo de su tío Joaquín Tejón, apreciado pintor y diseñador gráfico, con el que, a los tres años de edad, descubrió su vocación.

A los trece años se matriculó en la Escuela de Bellas Artes, pero en 1949 “Cansado de dibujar ánforas y yesos”, la abandona y piensa en una sola profesión posible: dibujante de historieta y humor. Consiguió su cometido tres años después, en el semanario Esto Es.

“El día que publiqué mi primera página pasé el momento más feliz de mi vida”, recordaría años después.

En 1963, aparece su primer libro de humor, “Mundo Quino”, una recopilación de dibujos de humor gráfico mudo con prólogo de Miguel Brascó. El mismo Brascó lo presenta a Agens Publicidad, que buscaba a un dibujante para que creara una historieta «mezcla de Blondie y Peanuts» para publicitar el lanzamiento de una línea de productos electrodomésticos llamados Mansfield.

Por esta razón, el nombre de algunos de los personajes debían comenzar con la letra M, de ahí Mafalda. Agens no hace su campaña, pero Quino se queda con unas pocas tiras que le serían útiles unos meses después, cuando diera vida al personaje que lo haría famoso.