Alquimista de las hierbas serranas, Guillermo Beney elabora en Cura Brochero la primera receta de fernet argentino
Sábado, 29 Agosto 2020 10:37

Alquimista de las hierbas serranas, Guillermo Beney elabora en Cura Brochero la primera receta de fernet argentino

Guillermo Manuel Beney tiene 54 años y es de Santa Fe capital. Hijo de un agrónomo, se recibió de ingeniero químico pero siempre le apasionó la ruralidad. Su pareja, María Celia Tuta, proviene de una familia de quinteros y su padrastro, que la crió y le dio su apellido, desciende de la etnia Toba o Qom. Esto hizo que Guillermo admirara en ella su capacidad de reconocer y tratar a las plantas, las hierbas y frutos del monte, con una sabiduría que le viene de la experiencia y de una tradición ancestral.

Corrían los difíciles años ’90 y Guillermo se dio cuenta de que muchos ingenieros se iban del país y que si trabajaba en un emprendimiento propio podía comenzar ganando lo mismo que de empleado. Pues decidió apostar con Celia a un emprendimiento apícola y les prestaron una casita en San José del Rincón para elaborar dulces de frutas de la quinta de los padres de ella. Allí elaboraban la miel, dulces de guayaba, de cítricos.

En 1996 empezaron a investigar sobre hierbas aromáticas y medicinales que se traían de Capilla del Monte, Córdoba, para desarrollar un fernet que no fuera con receta extranjera. En esa época, dice Guillermo que fue el primero en Argentina en hacer pan de gluten y tostadas, que vendía casa por casa.

Guillermo también investigó los arropes y quiso bajar el tiempo de cocción del dulce de leche, en una olla a presión, y una vez embadurnó todas las paredes. Como les iba cada vez mejor decidieron asociar a un amigo, que aportaría capital para infraestructura, cuando de pronto les tocó vivir una gran inundación histórica que les arruinó el taller de elaboración y se quedaron sin trabajo.

En ese momento de crisis, una Fundación los invitó a irse a vivir a Cura Brochero, Córdoba, pueblo encantador en el Valle de Traslasierra. Ubicado a 760 metros de altitud, tiene temperaturas en invierno que llegan a los 10 grados bajo cero y muchas huellas de la etnia Comechingón. Allí se fueron con su primera hija en brazos. Al año, la Fundación no les renovó el contrato y se fueron a vivir a un rancho –casi una tapera- en la montaña, pero allí hicieron una huerta. De pronto llegó la crisis del año 2001 y con nueve vecinos fundaron El Club del Trueque.

Salían a recolectar hierbas por los montes de Traslasierra, de las Altas Cumbres, de planicies y de contornos acuíferos. Preparaban dulces caseros, 10 licores diferentes y hacían un fernet que vendían sin etiqueta, todo en la feria del trueque. Escaseaban los corchos en Argentina y Guillermo les pedía a los mozos de los restoranes que no los atravesaran de lado a lado y se los guardaran.