No es reduccionista decir que las Malvinas parieron la democracia. Esas islas tras un manto de neblinas que fueron escenario de una guerra descabellada declarada por un general borracho pero que mostraron el patriotismo más puro en los soldados que fueron a dar la vida por la patria. Ellos purificaron una gesta que aún hoy emociona por el tenor de sus hazañas frente a un enemigo superior. La desventaja de recursos nunca fue desventaja de valentía.
La aparición de los héroes de Malvinas en la canción que se hizo himno en el Mundial de Qatar muestra hasta qué punto, esos soldados que debieron volver escondidos al Continente fueron elevados al Olimpo de las cosas que no se manchan en un país en el que todo se politiza.
Por alguna razón, los héroes de Malvinas se elevan triunfales por sobre todas nuestras grietas. Tal vez tenga que ver con haber sido capaces de dar todo lo que se tiene: la vida misma. 649 soldados murieron y 323 de esos muertos corresponden sólo al hundimiento del Crucero Ara General Belgrano, en una maniobra que es reclamada como crimen de guerra.
La última cruzada que por sus proporciones era calificada de imposible fue la que permitió el reconocimiento de los soldados desconocidos en el Cementerio de Darwin, un total de 237 de los cuales sólo siete permanecen sin identificar. Esta búsqueda que se inspiró en la necesidad de las madres de aquellos muchachos que anhelaban que sus vidas no terminaran sin poder dejar una flor o un rosario en una tumba con nombre, unió a veteranos, civiles, diplomáticos, forenses, empresarios y al gobierno de ambos países en un logro humanitario que dejó las diferencias en pos de la memoria.
El nuevo gobierno eligió esta fecha cara para convocar a una nueva era de reconciliación con las Fuerzas Armadas y acusó a la política de humillarlas y ensuciarlas. ¿Qué reclamo de soberanía es posible si la dirigencia se dedica a hostigar a las Fuerzas Armadas?, se preguntó Milei que buscó unir el reclamo por Malvinas con una nueva mirada sobre el rol de las fuerzas y el posicionamiento geopolítico del país. Decidido a dar la batalla cultural frente al relato kirchnerista, el presidente insistió: ¿qué homenaje a los héroes puede ser sincero si en simultáneo el estado financia organizaciones que desprestigian a las Fuerzas Armadas?
Sus dichos van a la colisión directa con el rol de Malvinas en la mirada k que buscó sustentar el nacionalismo en la hostilidad contra Inglaterra pero que al mismo tiempo desdibujó el rol de las Fuerzas Armadas y las ligó solamente con la dictadura y la sombra del terrorismo de estado. La mirada de Milei busca una reconexión histórica que apunta como en su propia mirada económica a enlazarlas con la generación del 80 en su propia ambición fundacional que se enmarca en aquella tradición. Hoy llamó a Julio Argentino Roca, padre de la Argentina moderna. Los peronistas tienen a Perón, los radicales a Alfonsin y los libertarios eligen a Roca como su prócer de referencia para su idea de soberanía.
Es de esperar que los dichos de hoy tengan una fuerte respuesta desde el revisionismo kirchnerista, más en una fecha que habían tomado como eje de su propio relato.
En paralelo, en la actualidad, según casi todas las encuestas que miden a las instituciones argentinas, las Fuerzas Armadas aparecen en el podio de la consideración social. Pero también están en el centro de nuevos debates sobre su rol en el combate al narcotráfico o el terrorismo internacional que recién comienza. Por lo pronto el presidente invitó a los jefes de las fuerzas y a los veteranos de Malvinas a ser testigos de las discusiones del Pacto de Mayo como primer paso de lo que llamó una nueva doctrina.
¿Cuál es la nueva doctrina? Que no hay soberanía sin protagonismo en el comercio internacional y sin Fuerzas Armadas dotadas realmente para la defensa.
El gobierno de Milei salió a disputarle al kirchnerismo un terreno simbólico sobre la interpretación histórica que tuvo un primer cruce el 24 de Marzo con su idea de memoria completa y ahora tampoco renuncia a un nuevo enfoque sobre los héroes de aquella guerra que parió a la democracia precipitando la caída de la dictadura.
La contienda por la mirada histórica había sido un terreno al que el gobierno de Macri prefirió no entrar. Milei parece decidido a encarar la lucha por lo simbólico desafiando tótems sagrados de la mirada kirchnerista y sorprendió incluyendo a Malvinas bajo ese nuevo prisma.
Nadie es dueño de la historia, aunque el poder a veces otorgue esa ilusión mediante la capacidad de instalar o proponer una nueva interpretación. Más allá de los enfoques de época, el heroísmo, como tema que nos convoca cada 2 de abril, está hecho de su propia materia de trascendencia que lo libra de criterios temporales. Y eso nos lleva a una pregunta.
¿Por qué los argentinos sin distinción, nos unimos tras el heroísmo de aquellos soldados elogiados hasta por sus enemigos? Quizás porque es indiscutible su entrega, su máximo sacrificio, su ofrenda de la propia vida. Ojala la política encuentre en ellos la inspiración de un verdadero amor por la Patria en estos tiempos difíciles donde en medio de enormes urgencias a veces siguen prevaleciendo las mismas mezquindades.