Viernes, 17 Febrero 2023 15:44

"Cristina quiere anticiparle la jubilación express a Alberto para digitar listas, cajas y herencia"

Escuchá el comentario editorial de Cristina Pérez.

Dicen que en su célebre cuadro llamado La Ultima Cena, Leonardo da Vinci, lo que pintó en realidad, fue la escena de una traición. Eso mismo pasó en la llamada mesa política del Frente de Todos. Se consumó una traición, o varias.
 
Sin la necesidad de hacerse presente, Cristina Kirchner le tomó la mesa a Alberto Fernandez. La Cámpora puso cartelitos de Cristina 2023 de entrada nomás y apareció Máximo para que le canten el cumpleaños. Antes, habían logrado encolumnar a todo el peronismo para que llore proscripción de la señora en el comunicado final, cuando todos saben que eso es mentira y que si ella quiere puede postularse. Hay que reconocerles que encuentran cualquier rendija para sumar al apriete a la justicia que ya tiene escena alquilada en el Congreso con el juicio político a la Corte que llevan adelante por puro circo, aunque los números no les alcancen para concretarlo.
 
El acto siguiente de la pérfida obra tardaría sólo unas horas. Andrés el Cuervo Larroque salió esta mañana a pedirle públicamente al presidente que baje su candidatura. Que presentarse “no es lógico”, le dijo porque “la candidata natural, quien tiene más adhesión, es Cristina Kirchner”. En tu cara Alberto. Ahora, Cuervo, entonces parece que no está tan proscripta la vicepresidenta. Póngase de acuerdo. Pero vamos a la cuestión de fondo. La traición ya estaba consumada de antemano. El cristinismo nunca fue a sentarse para debatir de buena fe, fueron a llevarse la mesa, la silla y las empanaditas de camarón que sirvieron. 
 
En la pelea por los restos del poder luego de un gobierno desastroso hay varias cosas en juego. Una es arrinconar a Alberto Fernandez para que dé un paso al costado de toda incidencia en el armado electoral, pero no solo eso, también para que rinda sus ambiciones, y con ellas, pulverice incluso lo que le queda de poder como presidente. Si no sos candidato y te vas en solo meses, como dice Miguel Angel Pichetto, no te sirven ni el café. 
 
Critina quiere ser la dueña del armado electoral, de lo que quede del poder, y de lo que se pueda conservar, no sólo ahora, -tiempo en que cuentan las políticas de los últimos meses de mandato, lo que dejen de herencia, y la repartija de las últimas cajas-, sino también de lo que quede en el futuro, sea para el repliegue o para el retorno. Con menos chances de triunfo, son más codiciados aquéllos lugares de las listas que puedan asegurarse. Y eso es la diferencia entre el futuro político y la jubilación. El cristinismo busca anticiparle la jubilación express al presidente aún antes que termine su mandato. Una jubilación que ya se ganó por una presidencia pésima pero que sus socios quieren adelantar aunque lo mantengan como decorado en la Casa Rosada hasta el 10 de diciembre.
 
¿Las PASO? Bien gracias. En cuanto a una candidatura de Cristina Fernandez, ella irá por lo seguro. Hoy, eso es presentarse a senadora pero también elegir alguien propio como candidato a presidente.  
 
Lo curioso aquí es que si uno pregunta quién es el traidor, señalan todos a los otros. La señora Kirchner dice que Alberto Fernandez la traicionó porque no resolvió sus problemas judiciales. Alberto Fernandez porque le tomaron el gobierno en sintonía con Massa. Y Massa porque dicen que lo bancan pero hasta prefieren que mantenga la crisis sin cambios en vez de que le vaya mejor porque eso lo posicionaría. Esa mezquindad que reina entre ellos es, si embargo, una pavada al lado de la mezquindad que tienen con la sociedad. El comunicado que firmaron se llama Democracia sin proscripciones y Unidad para transformar. Vaya a saber qué transformaron.
 
Mientras la portavoz afirma que no hay crisis, según el último informe de Unicef, 2 de cada 3 niños en Argentina, es decir el 66% de los chicos sufren carencias monetarias o privaciones en el ejercicio de algunos de sus derechos. Es decir que solamente el 34% está libre de pobreza: apenas 1 de cada 3. Son casi 9 millones de chicos. Menos mal que según la portavoz, no hay crisis.