Novak Djokovic no para. Tras consagrarse campeón de las ATP World Tour Finals en Turín, el número uno del mundo aterrizó en Málaga para jugar la fase final de la Copa Davis y selló la clasificación del equipo serbio a semifinales tras vencer por doble 6-4 a Cameron Norrie.
Sin embargo, se dio una situación que desvía el foco de lo estrictamente tenístico. Después de una nueva victoria, como es habitual, estaba realizando la tradicional entrevista pos partido cuando el ruido que generaban los hinchas británicos lo irritó. Y reaccionó.
En ese instante, detuvo la respuesta que estaba dando y les respondió a los que tocaban los bombos en las gradas del Palacio de Deportes Martín Carpena. "Aprendan a respetar a los jugadores, aprendan a respetar a las personas. Cállense, hagan silencio", disparó, visiblemente enojado.
Ya venía molesto Djokovic. Es que en pleno partido, cuando sacaba 5-4 y tenía set point a favor en el primer set, otro fan del rival le gritó entre su primer y segundo servicio.
Al cerrar ese parcial y quedar adelante en el marcador, el campeón de 24 Grand Slams se desquitó con un festejo particular: se tocó la oreja con el dedo índice, al mejor estilo Juan Román Riquelme, y le mandó besos a ese aficionado. Ya se sabe. Lejos de desenfocarlo, esas actitudes alimentan su espíritu competitivo.