Viernes, 17 Marzo 2023 15:35

"Un gobierno fuera de servicio"

Escuchá el comentario editorial de Cristina Pérez.

Si la inflación sigue volando a esta velocidad en pocos meses medio país será pobre. El aumento de las llamadas canasta básica total y canasta básica alimentaria o de indigencia donde inciden especialmente los alimentos salta a 111,3% y 115,1% interanual respectivamente.

¿Cuántas familias pueden asegurarse hoy un ingreso de 177 mil pesos para no ser pobres? Y como la aceleración de la inflación no da tregua la dinámica es dramática. La tragedia se empieza a mover en cámara rápida ante un gobierno que no tiene respuestas.

El gobierno es una pelea pública en el barro por cajas y poder. La vida de los ciudadanos queda lejos. Nadie sale a explicar nada o a dar una noción de “Estamos trabajando para resolver el problema”.

La vicepresidenta que casi ni va al Senado se dedica a dar discursos en las universidades cuando tiene que contestar a los cargos por corrupción. El presidente está ocupado con su dolor de espalda. El ministro de Economía falló en lograr que la inflación fuera de 3% en marzo. ¿Escucharon a alguien que salga a explicar qué van a hacer? La portavoz del gobierno comenta que el dato de inflación les pareció malísimo. Ajá. Por los corrillos nos enteramos que el cristinismo duro culpa al secretario de comercio Matias Tombolini porque controló poco los precios. Como si todos fuéramos estúpidos y no recordáramos que los controles nunca funcionan.

 Y todo esto si tuviste la suerte de que no se te corte la luz. ¿Alguien se puso a pensar lo que fueron los últimos 20 días para miles de familias sin luz en medio de la ola de calor? Los ciudadanos están abandonados por el gobierno. Usan el colapso de la red eléctrica para quedarse a precio de ganga con el negocio. No se les ocurrió ni salir a repartir agua o ayudar a bajar ancianas por las escaleras convertidas en bocas de lobo.

Cuando prender la luz, abrir la canilla, tomar el colectivo, poder comer, salir sin que te roben y que los chicos vayan a la escuela se convierten en bienes exóticos, la gravedad de la crisis y el deterioro no sólo exponen el sufrimiento de la sociedad argentina sino la bancarrota política de un gobierno que está fuera de servicio. El desgobierno no sólo es el desorden o la ineficiencia sino el escándalo de que esté absolutamente invertido lo que hacen en la función pública.

Argentina no puede salir adelante sin poner a trabajar sus fuerzas productivas, sin recuperar la cultura del trabajo, sin apostar seriamente por la educación, sin enfrentar al narcotráfico y sin restaurar el orden. Hoy, el país languidece bajo cepos que ahorcan su economía, y esquemas corruptos que ponen a cualquier actividad bajo extorsión. Las garantías mínimas de seguridad, educación, salud y trabajo no existen y el panorama sólo empeora.

Los meses finales del gobierno de Alberto Fernandez y Cristina Kirchner son de ruina política y social y abren enormes interrogantes por el ritmo del agravamiento de los problemas y la ausencia del estado y del gobierno que cabalga en su propia degradación.

Todo ocurre como si no se dieran cuenta que indefectiblemente la sociedad pasará la factura. Están escondidos. Creen que ni siquiera deben dar explicaciones. Nos siguen negando la realidad en la cara. ¿Qué le sigue a “ganaron los narcos”? ¿Ganó la pobreza?.