Hoy, sigue la coartada de Cristina Fernandez de Kirchner. Digo coartada porque así llamó el tribunal que la juzgó a la idea del “lawfare” o guerra judicial en la que basó su defensa presentándose como una víctima a la que buscan proscribir.
Y voy a decirlo exactamente como está expresado en la sentencia: “Ahora parece más sofisticado hablar de lawfare (como si las cosas al ser descriptas en inglés tuvieran más valor) para definir algo que en la realidad aparece sólo como una nueva teoría conspirativa (…) cuyo destino no parece ser otro que el de transformarse en una coartada para eludir, ante los poderes judiciales democráticos, la rendición de cuentas por la comisión de delitos de corrupción o por otros relacionados al mal desempeño en el ejercicio de la función pública.
Hoy Cristina seguirá el montaje de su coartada.
Que la sentencia busca en lo inmediato su proscripción ya fue desmentido hasta por funcionarios del gobierno. De hecho, si Cristina quisiera ser candidata podría perfectamente hacerlo. La propia Estela de Carloto, titular de abuelas, pidió que no mezclara la cuestión de la proscripción con la marcha del 24 de marzo.
Sin embargo había sido la propia Cristina Kirchner en su ultimo discurso público, en diciembre pasado en Avellaneda, quien justamente después de conocerse la condena por el caso Vialidad, había denunciado proscripción y había llamado a la sociedad a marchar el 24 de marzo
No sólo en aquél momento la vicepresidenta no logró ninguna movilización masiva por su condena sino que buscó cooptar como escenario de su propia defensa la marcha del 24. La idea generó el rechazo hasta de los propios organismos de derechos humanos que han estado siempre alineados con el kirchnerismo.
Tampoco Inacio Lula da Silva presidente de Brasil, se sumó a la coreografía de la victimización de Cristina Kirchner al no aceptar visitarla en su despacho. Da Silva que estuvo preso por un caso de corrupción no hizo causa común con la señora.
Lo más insólito sin embargo, es que, aquel renunciamiento por la falsa proscripción no fue sostenido ni por el cristinismo que sin una candidatura de Cristina Fernandez pierde hasta poder de negociación para la contienda electoral interna. El colmo de los colmos fue que luego de cansarse de hablar de proscripción fue el propio, Andrés el Cuervo Larroque, virtual vocero de las posiciones más duras de La Campora y la propia Cristina, salió a decir que ella es la candidata natural.
¿En qué quedamos? ¿Cristina está proscripta o no está proscripta? La farsa se hace difícil de sostener hasta para ellos. Es cierto que la condena de primera instancia incluye el accesorio de inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, pero lo primero que hay que decir es que esa sentencia no está firme y lo segundo es que no incluye inhabilitación por tratarse de Cristina, o de que ella es peronista, o mujer, o cualquier otra cosa. La inhabilitación para ejercer cargos públicos es porque robó, según el tribunal, y sería el accesorio para cualquiera que haya robado.
En horas nada más la vicepresidenta montará otro alegato extrajudicial para instalar una vez más entre los suyos que hay persecución política donde la justicia afirma que hay corrupción. A lo largo de todo este tiempo la idea de lawfare, buscó tapar que no tienen cómo explicar los millones y millones que se le adjudicó a Baez para lo cual no hace falta más que ver los expedientes, las rutas no terminadas, los costos inflados, y la casi totalidad de las licitaciones. O simplemente para tomar un ejemplo del fiscal Luciani, que Lazaro Baez compró el equivalente en propiedades a 20 ciudades de Buenos Aires.
Hoy una vez más como sucedió en otras oportunidades, Cristina Fernandez de Kirchner contestará al proceso judicial con un montaje de persecución porque todo lo otro no lo puede explicar. La justicia en los fundamentos de su condena le puso un nombre jurídico relacionado con los acusados. Le puso coartada. Hoy seguirá la coartada de Cristina para hacerse la víctima cuando acaban de declararla culpable de corrupción.