Horacio Rodríguez Larreta decidió enfrentarse a Mauricio Macri y a su propio partido. Se convirtió virtualmente en el candidato de la UCR.
La encrucijada, que ya se veía venir, se adelantó por las declaraciones en las que el propio ex presidente rechazó en público las elecciones concurrentes en la ciudad aún antes de que fueran anunciadas oficialmente.
Larreta consideró en privado como “una torpeza” que no le dejó opción esas expresiones. Cerca de Macri aseguran no sólo que no lo consultaron, sino que directamente le ocultaron la decisión. Hoy viendo la avanzada de la UCR y la Coalición Civica contra la candidatura de su primo sospecha que la embestida es aún peor.
Larreta no eligió en función de su partido, eligió en función de lo que tiene para ganar o perder de cara a su carrera presidencial. Ya sabe que a los duros de Pro no los tiene y no iba a perder ni su alianza con la UCR ni su autoridad: “iba a quedar como una marioneta de Mauricio si bajaba su anuncio por orden Macri”, dicen cerca del jefe de Gobierno.
Pero cabe una pregunta sobre la sorpresa y el enojo del resto de los referentes de Pro ante la medida que favorece a Martin Lousteau, pero que también está recubierta de legalismo. Claramente nunca pensaron que Larreta llegara a tanto implementando un cambio que había esquivado en 2021, sin avisar con tiempo suficiente que lo haría. Ahí, la bronca que los dejó a contramano incluso del sistema de boleta única que siempre defendieron.
El punto es que a Larreta le costó menos romper con ellos que con sus aliados de la UCR y ahora se ve que directamente van por un knock out impugnando la candidatura del primo. Aún no vimos nada de las consecuencias de lo que ya es una virtual ruptura. Hoy en los dos campamentos que se formaron nadie descarta del todo una división más drástica.
Si Juntos por el Cambio nació de una unión antikirchnerista, hoy con el kirchnerismo desdibujado por su propia decadencia, prevalecen otros criterios para aglutinar a la oposición: uno es el componente ideológico y otro cómo gobernar si obtienen el poder. Ahí Juntos por el Cambio tiene su propia grieta.
El contexto es el de un kirchnerismo que no puede ofrecer ni un candidato competitivo y no administra ni el naufragio de cada día.
Pero volvamos al Pro. Mauricio Macri creía que con bajarse había abierto el camino para asegurar la ciudad al dominio de su partido y en manos de su primo Jorge. Y vio en la carta escondida de las elecciones concurrentes una profunda traición. De eso no se vuelve. Y a una acción hay que esperar una reacción.
Larreta, por lo pronto, decidió pescar en otros ríos. ¿A quién le cae bien que él desafié a Macri? A los antimacristas. Y viendo que los macristas no lo eligen a él va por los que están en contra. Lo que desconcierta es que esto podría ser una buena estrategia en primera o segunda vuelta, pero no cuando debe pasar una interna donde los que votan, son los propios. A menos que los dé directamente por perdidos a esos votos o que no descarte un divorcio mayor. Y eso admiten en su entorno. ¿Veremos a Horacio moviéndose como el candidato de la UCR? ¿O eso no empezó ya en en el acto de Costa Salguero? Y qué hará frente a los embates de sus socios contra Macri.
Es imposible que todo esto no tenga consecuencias. Aún no existiendo un apoyo público para Patricia Bullrich, es la presidenta del Pro la que resulta depositaria de la bendición de Macri por mera cercanía. Pero no es menor que hasta Maria Eugenia Vidal haya sido la primera en criticar a Larreta, su ex jefe, tildándolo de hacer prevalecer ambiciones personales. El daño que puede representar para el PRO perder la ciudad es tanto que eso mismo hizo que fuera difícil de imaginar para todos ellos la movida del cambio en la forma de votación. Como no se explicitó antes creyeron que era sólo un globo de ensayo en la prensa para negociar.
Sin dudas, eso muestra también lo desesperado que está el jefe de gobierno ante una interna que se le complicó más de la cuenta. En la ciudad solían decir que a Patricia se le acababa la nafta, pero la ex ministra de seguridad no hizo más que crecer en las encuestas. Si no puedes contra ella vete con la UCR parece ser el motto en las huestes porteñas.
Por lo pronto qué escenarios se vienen. “EL ingeniero no perdona”, recuerda alguien que lo conoce desde hace mucho. Si alguien pensaba que podían reducirse daños bajando a los candidatos porteños propiciados por Larreta como Quiroz y Acuña, eso quedó como una hipótesis naive.
El ataque contra la candidatura del primo Jorge ahora es abierto. Y como Jorge es Macri el ataque es a Macri. No será fácil para Larreta hacer equilibrio. ¿De qué lado quedó?
Lo que está ocurriendo es más bien el divorcio resonante de un duo político que se estrenó electoralmente en 2003 y 20 años después choca a toda velocidad, a pocos meses de una elección que puede volver a llevar al partido a la presidencia.
Hay algo que se va confirmando: las PASO de Juntos por el Cambio al día de hoy son las que definirían al próximo presidente, según la teoría de Andrés Malamud. Pero cuidado, que si rompen más todavía hay que ver si Juntos por el Cambio como tal llega a las Paso.
Hoy Larreta dijo que trabajará por la unidad, pero es de su propio partido del que quedó totalmente aislado.
