"El kirchnerismo en su fase de humor político"
Martes, 07 Marzo 2023 15:18

"El kirchnerismo en su fase de humor político"

Escuchá el comentario editorial de Cristina Pérez.

El otro día me decía un amigo politólogo que estábamos ante el espectáculo dramático de la desintegración del poder. Cualquiera diría que este gobierno es poder desintegrado desde que comenzaron, sacándose los ojos entre ellos que, además, se habían unido luego de aborrecerse, sólo para volver al poder.

Pero si tomamos la idea en términos literales, “la desintegración del poder” también refiere a que se agota la permanencia en el poder, se acaba el tiempo, se acaba el poder. Y esa urgencia deja a la vista de todos, algo inexorable: la decrepitud. Es decir, la decadencia de algo que ha llegado a su fin y no logra proyectarse hacia el futuro con una nueva forma.

No sólo Cristina no logró descendencia política consistente, sino que ella misma ya no alcanza para alinear al peronismo y encima con la crisis que provocaron es difícil que la gente crea que los autores de la inflación en 100% pueden ser los autores de la solución de la inflación de 100%. Ella intentó denodadamente despegarse del gobierno, pero ni todas las toneladas de bronca que expresen los cristinistas contra Alberto Fernandez borrará que fue la señora la que lo puso ahí.

Y la desintegración del poder trae aparejado no sólo el desbande sino la ruptura de los últimos códigos que los amalgamaban y el advenimiento inevitable del ridículo. De esa parte se encarga el presidente. Es interminable la lista de situaciones bochornosas que ha protagonizado y sólo por tomar las últimas, vengan a la memoria el mensaje de su universo paralelo desde la Antártida, los gritos en el Congreso, y el “Algo más habrá que hacer” al referirse al narcotráfico, el día que además de descubrir los narcos, descubrió que los rosarinos también son argentinos.

Poco a poco el kirchnerismo decrépito se va pareciendo más y más al humor político escrito sobre el kirchnerismo.

El columnista de humor político Alejandro Borenztein tuvo definiciones sensacionales sobre este gobierno. Entre sus primeros hallazgos sobre Tio Alberto, estuvo la descripción de sus oscilaciones, cuando era el Alberto de los miércoles y el Alberto de los jueves para graficar las contradicciones seriales de un presidente sin poder que se decía y se desdecía.

Pero uno de sus más curiosos escenarios de humor, ante el desastre del gobierno, fue suponer que, en realidad, Alberto Fernandez era una especie de doble agente que se mandaba todas esas macanas porque tenía un plan secreto para destruir al kirchnerismo. Lo que seguramente Borenztein ni siquiera imaginó, es que, en su fase decadente, el propio presidente iba a hacer trascender esa versión para pelear por su reelección.

En estas horas cunde el conventillo en el Frente de Todos por un trascendido publicado en el sitio El Destape donde el presidente le plantea un curioso escenario a un periodista amigo. Le dice, palabras más palabras menos, que si él le gana a un candidato de Cristina en las PASO, él, por vencerlo, será el candidato que termine con 20 años de kirchnerismo”. Ni al genial Borenztein, se le habría ocurrido.

Diría nuestro compañero Manuel Adorni, “el delirio es total”. Y el delirio es que el presidente piense que como alguna vez se reconvirtió al kirchnerismo, ahora se puede reconvertir como opositor y que la gente le va a creer.

Una de las cosas que realmente deben desmitificarse es que sólo la señora Kirchner fue la estafadora con el Alberto moderado. Alberto Fernandez, como presidente, es el resultado de su primer oportunismo. Y con oportunismo se puede abrazar a Cristina después de decirle todas las barbaridades habidas y por haber con tal de ser presidente. Pero con oportunismo no se gobierna. Sólo se da algunos golpes de efecto, pero en Argentina como sabe el propio Sergio Massa, los golpes de efecto duran cada vez menos.

La verdad, que en este punto habría que tomarse en serio el chiste. Y decir, no sólo que el genial Borenztein lo vio antes sino que tenía razón. Para tranquilidad del Presidente, si es que los trascendidos le pertenecen, él puede ser, en efecto, el que le ponga fin a 20 años de kirchnerismo. Pero para eso, presidente, no le hace falta ni ser candidato. Probablemente ya lo hizo con la presidencia más desastrosa desde el regreso de la democracia.