"El fiscal Luciani dejó en claro que el corrupto atenta contra la democracia"
Martes, 23 Agosto 2022 10:27

"El fiscal Luciani dejó en claro que el corrupto atenta contra la democracia"

Escuchá el comentario editorial de Cristina Pérez.

Una vez alguien me dijo que “ser fiscal es el trabajo más serio de este mundo”. No viene al caso la circunstancia, pero el alegato de Diego Luciani, me trajo a la mente esas palabras. Y lo hizo por una razón muy sencilla. En un país asqueado y harto, se atrevió a poner el dedo en la llaga purulenta de la corrupción que como él dice, degrada a nuestra democracia.

Cristina Elizabet Fernandez ya se había acomodado en la historia, cuando un fiscal le demostró que a la historia no se la lotea como a una propiedad, pagada con impunidad y que somos todos iguales ante la ley. Porque, ¿cuándo se demuestra fehacientemente que todos somos iguales ante la ley? Cuando la ley no tiembla ante el poder.

“Un fiscal es un guardián del estado de derecho y de la república”, dijo con certeza Diego Luciani. Esas palabras no quedaron de más en su boca porque les estaba poniendo el cuerpo. Porque estaba dando prueba, ante un país descreído y con el estómago revuelto por la decadencia y la inmoralidad, que la república existe en tanto la encarnen los hombres y la enaltezca la ley.

Luciani sabía perfectamente que muchos le reclamaban un Nunca Más a la Corrupción. Lo había escuchado de varias voces que se lo expresaron personalmente, lo leyó de muchos que anticipaban una analogía natural con aquél proceso que estampó la condena en la frente oscura de los dictadores. Fue otro fiscal entonces el que le habló a los señores jueces.

En su sobriedad, Diego Luciani, sabía que hay templos que son intocables, como el de la restitución del estado de derecho, y que tenía que ponerle las justas palabras a su tiempo. Hablando siempre en plural, destacando el trabajo de su equipo y también de los fiscales que lo precedieron en la instrucción, Diego Luciani se convirtió en el hombre que interpeló más que a un tribunal, más que a una ex presidente que además es la dirigente política más poderosa del país. Luciani interpeló a todo un sistema de poder que ha apañado a ladrones y corruptos, a coimeros y a tránsfugas, por demasiado tiempo y que cuenta con la peor de las garantías: que el que las hace no las paga en Argentina. Por eso el fiscal pidió la ejemplaridad que demanda la hora: es justicia o es corrupción,.

Es muy curioso. Cristina Kirchner hizo todo para que este día nunca llegara. Incluso antes de que se escuchara el alegato quiso ocupar la escena pidiendo una ampliación de la declaración indagatoria argumentando falta de pruebas por cuestiones que nunca habían sido planteadas. La desesperación de Cristina Elizabet Fernandez, es mucha, se nota y tiene motivos. Lo que quedó al descubierto trasciende incluso la sentencia. Si había odiado a José Lopez el día que fue encontrado con 9 millones de dólares, joyas y armas que arrojó como ladrón nomás a un convento, quizás nunca pensó que lo odiaría más por haber guardado su celular repleto de los arreglos espurios donde quedaba claro que las órdenes tenían una jefa.

Según una encuesta que se conoció en estas horas, realizada en las cuatro principales provincias, sólo el 43% de los votantes del Frente de Todos, creen que Cristina Fernandez es inocente. Quizás esto debería alertar también a quienes salieron a defender lo indefendible. El clamor del pueblo es contra el afano señores.

La vicepresidenta sabía perfectamente que su recurso no era procedente. Que a esta altura del proceso no podía ser ella quien pusiera fecha a su declaración y que es en lo que se llama “manifestación final” donde según el código penal podía expresar como imputada lo que resulta “equiparable a una declaración indagatoria”. Quiso armar un escenario de victimización cuando todo lo que está ocurriendo es el debido proceso en juicio. ¿Pero cómo pretender que eso sea suficiente para quien cree que puede y le corresponde ser sobreseída sin que un juicio la declare inocente? Cristina Fernandez volvió a demostrar que sigue sintiéndose por encima de la ley y por eso hablará hoy.

Hay dos escenas que podrían sintetizar la “corrupción continuada” como la llamó el fiscal Luciani. Una es la de Jose Lopez en el convento y la otra la de los hijos de Lázaro Báez contando dinero en la cueva de Puerto Madero llamada La Rosadita. De esa no sabemos cuánto subsidio recibía de luz, pero sí que las maquinitas de contar billetes andaban ATR, a todo ritmo.

Cuando el fiscal Diego Luciani, exigió el decomiso de lo robado y lo extendió a terceros, fue muy impresionante escuchar la enumeración de estancias a nombres de los hijos de Báez. ¿Cómo hicieron para jugar al Estanciero en serio en la familia de un simple empleado de banco?

Como explicó Lopez, sobre los millones de dólares de su noche infausta. “Es plata de la política”

Lo que quedó al desnudo para el fiscal Diego Luciani, es “la mayor maniobra de corrupción que se haya conocido en el país”

Que la corrupción fue la regla explica también otro de los grandes temores de la vicepresidenta, porque este alegato del delito precedente, que es la extracción de dineros públicos, mueve los engranajes de sus otras causas por lavado de dinero, en forma determinante. Tanto la llamada “Ruta del dinero K”, donde vuelve a analizarse su participación después de ser sobreseída y “Hotesur-Los Sauces” en la que todo indica, el escandaloso e inédito sobreseimiento sin juicio, será finalmente revertido. En ambas, también están involucrados sus hijos.

Es muy impactante que tanto los Kirchner como los Baez no hayan dejado a sus hijos afuera de sus negocios sucios.

Esto es sólo el principio, y no se trata sólo de Cristina Kirchner. Para que la histórica Causa Vialidad, no sea una decepción para la decencia, el trabajo es mucho más arduo y le corresponde a la sociedad toda. Como dijo el fiscal Diego Luciani, está en juego lo que plantea un artículo poco mencionado de la constitución, el 36, que indica que el corrupto atenta contra la democracia.

En una de sus últimas visitas a la Argentina, el fiscal Antonio Di Pietro, protagonista del llamado “mani pulite” en Italia, advirtió en una entrevista concedida al periodista Claudio Savoia del diario Clarin que “los jueces actúan contra la corrupción cuando ya ocurrió, y que son la política y los ciudadanos los que deben intervenir antes para prevenirla”.

Ya sabemos que la impunidad lleva a más corrupción. Y que, si hay justicia con el más poderoso, cualquier político, en cualquier estrato del sistema, pensará dos veces antes de robarle a los argentinos. Pero la enfermedad está demasiado extendida como para no saber que hace falta una nueva epopeya. Estar a la altura de la valentía del fiscal Diego Luciani es una tarea que nos compete a todos los argentinos, desde el momento mismo en que votamos.