"Controles, aprietes y parches"
Jueves, 27 Abril 2023 15:04

"Controles, aprietes y parches"

Escuchá el comentario editorial de Cristina Pérez.

La fiebre siempre es un síntoma y si lo que la causa no es atacado en forma efectiva, sólo tarda en volver, pero definitivamente vuelve. Y el dólar es la fiebre en un país donde el problema es el peso y en una economía detonada que hoy combina recesión con creciente inflación que es el maridaje del tren fantasma.

Ante la tormenta perfecta, el ministro de Economía Sergio Massa, primero culpó a rumores, luego emitió veladas amenazas, y anoche convocó a un acuerdo de precios y salarios por 90 días. Una medida similar había tomado luego de asumir, a través del programa llamado Precios Justos. Controlando los precios de unos 1500 productos hasta marzo se esperaba mantener la meta de inflación y que bajara a 3% a partir de ese mes o más tardar abril.

El 7,7% record del mes pasado le puso el cartel de “Fracaso” a aquél plan y abre los mismos interrogantes sobre un nuevo acuerdo. Como si faltaran dudas, el piquetero Emilio Pérsico contó que el ministro les pidió que “apreten juntos a los empresarios para que retrotraigan precios”, sumando más incredulidad a la fortaleza técnica de la propuesta. También hizo acordar a comienzos de año cuando ya se veía que la cosa no venía bien y mandaron a los camioneros a controlar las góndolas. Si ante el mismo problema se aplica las soluciones que ya fallaron se empieza a dudar hasta del antibiótico, cuando ya se gastaron todas las aspirinas. Si lo que el gobierno hará ante una inflación desbocada y el dólar en llamas es repetir el círculo vicioso de los controles y los aprietes, poco sumará a una sociedad y a un mercado que ya no le creen.

En esta jornada el Banco Central subirá 10 puntos la tasa de interés llevándola a 91% buscando retener los pesos en el sistema y atenuar la demanda de dólares. La decisión da pauta de la preocupación del gobierno que suele ser reticente a esta receta por considerarla recesiva.

El Central ya destinó 91 millones de dólares de las escuálidas reservas para ponerle paños fríos al dólar libre, incumpliendo así una de las restricciones impuestas por el Fondo Monetario, lo que encima abre interrogantes sobre la continuidad del acuerdo que en su propio espacio muchos preferirían romper cuando es, en medio de la sequía, la única fuente de dólares frescos de la administración. Si hoy Cristina Kirchner le dedica otro rosario de críticas al organismo el mensaje será al menos contradictorio con la necesidad. O simplemente una estrategia de dura negociación. Del tercer escenario que sería una ruptura, hoy no parece ser la voluntad de Massa pero nadie sabe de lo que cada cual es capaz para ser candidato.

¿Alcanzan estas medidas en el actual contexto para bajar la doble fiebre del dólar y la inflación?

En la calle la palabra más temida es hiperinflación y la velocidad de las subas de precios trastoca toda la economía y aumenta una angustia ya insoportable por no saber si se llega a fin de mes, cuánto costaran las cosas mañana o a qué precio vender lo que se tiene sin fundir el negocio.

Como advierte la economista Marina dal Poggeto, “hay que normalizar la economía porque las distorsiones macroeconómicas son gigantes”. Pero la anormalidad es lo que se ha vuelto hábito mientras la situación no deja de agravarse.

En marzo Argentina tuvo más inflación que Venezuela y eso es mucho decir, por ser un país que viene de una hiper y que atravesó un proceso que empujó a la pobreza a la mayor parte de su población. Aunque el gobierno culpe a la guerra o a la sequía el promedio de inflación en la región apenas supera el 1 %. En Brasil los precios crecieron un 0,6 %, un 0,9% en Uruguay y Peru en medio de una crisis política, 1,25%. Parece que la guerra se ensañó sólo con Argentina. En cuanto a la sequía, ya era una amenaza conocida en noviembre pasado cuando el gobierno empezó a gastar plata a cuenta con el dólar soja.

Es muy impresionante al mismo tiempo, que, con todo lo que está pasando, una de las noticias del día, sea que el presidente está esperando ansioso recibir un avión nuevo para disfrutarlo en lo que le queda del mandato. El juguete volador llegaría la semana que viene, costó 25 millones de dólares y gastará 14 mil dólares por cada hora de vuelo, casi el doble de otras aeronaves de su tipo. El periodista de investigación Diego Cabot, remarcó el empeño de los compradores en adquirir este avión y no otro, para mandar a retiro al viejo Tango 01.

Incongruencias de una Argentina donde el avión crema del cielo, color que habría elegido el propio Fernandez para el fuselaje, se convierte en otro símbolo más de un gobierno sin los pies en la tierra que manotea parches para una gestión que empezó sin plan y cosecha su propia siembra, de improvisación y de miseria.